Capitulo 7

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Un momento a solas.

Me desperté antes que Samuel, dormido se ve tan lindo, tan natural, tal como me gusta. No se cuánto tiempo pasó pero Samuel despertó abriendo los ojos lentamente viendo mi rostro con amor.
- Buenos días
- Buenos días
- ¿Dormiste bien?
- Si. Dormí bien - Su rostro cambió de repente, tornándose un poco confundido
- ¿Qué pasa?
- ¿Por qué estamos desnudos?
- ¿No recuerdas lo que pasó?
- ¿Tuvimos sexo anoche?
- No. Pero ayer en mi auto nos tocamos un poco y después yo te cargue hasta tu cama
- ¿En serio?
- Si
- ¿Por qué no me acuerdo de lo que pasó? ¿Acaso me drogaste?
- Claro que no. ¿Te parezco a alguien que droga a la gente? - Su rostro me iba a decir que si - No me contestes.
- ¿Tienes otra explicación?
- Te dormiste en mi auto de camino a tu casa
- Tal vez por eso no lo recuerdo
- ¿Si recuerdas la parte en la que tú y yo nos estuvimos tocando, verdad?
- Si. Si la recuerdo
- ¿Te gustó al menos?
- Me gustó mucho - Su rostro luce apenado y levemente sonrojado
- Es bueno saberlo
Nos levantamos de la cama, yo me puse la misma ropa. Samuel se puso una toalla de baño. Nos miramos un momento y le dije:
- Yo debo irme
- Si. Te veré el lunes en la escuela
- Martes
- ¿Eh?
- El lunes no tenemos clases
- Cierto. Entonces el martes te veo en la escuela
- Claro y tu gorra la puse en la mesa de la entrada de tu casa
- Gracias
- De nada
- Bueno, adiós Samuel
- Adiós Jean
Salí de su habitación, pero me detuve en la puerta. Me regresé, tomé su cara con mis dos manos rodeando sus mejillas y le di un beso. Un beso largo y dulce. Lo mire con ternura.
- Gracias por lo de anoche
- No hay porque
Me fui de su casa y me fui a la mía, con una sonrisa de felicidad me acosté en mi cama.
Martes en la escuela, a la hora de la práctica, mientras estábamos jugando volteé a las gradas y vi a Samuel con un cuaderno en sus piernas y una pluma en la mano. Al parecer
está haciendo tarea. Esto es algo increíble.
Cuando terminó la práctica, subí a las gradas con una toalla en el cuello y una botella con agua. Me senté en frente de Samuel, me miró y me sonrió. Yo le dije con voz algo agitada.
- Hola
- Hola
- ¿Qué haces aquí?
- Vine a verte jugar
- ¿De verdad?
- Si ¿Te molesta?
- No. Me gusta que vengas a verme
- Trataré de hacerlo más seguido
- Gracias
- ¿Tienes familia? - Me quedé un momento callado y mire a otra dirección
- No sé si realmente tengo una
- ¿Por qué?
- Es complicado
- ¿Qué tanto? - Insistió en qué le contara, no creo que sea algo por ocultar. Además le tengo confianza.
- Mis padres están divorciados, tienen pareja e hijas. Yo solo estoy en medio de todo esto. Cómo una estúpida unión que a pesar de que está rota, ahí sigue. Honestamente me siento
tan patetico por estar en una situación como esta - Le expliqué
- No deberías sentirte así
- Ah ¿No? - Lo volví a mirar
- No. Porque tú eres increíble, aunque seas un parásito que invade mi mente todo el día - '¿Cómo voy a tomar esto?'
- Tu comentario es extraño
- No soy bueno con las palabras - 'Ya lo noté' - Pero no deberías sentirte así, no es tu culpa y además todo esto pasó y no hay nada que se pueda hacer. Nada va a cambiar aún si lo
intentas. Lo único que queda es soportar la situación en la que estás, porque no hay nada que se pueda hacer - Se detuvo un momento y luego me miró a los ojos - Además, me
siento bien que esto pasara
- ¿Por qué?
- Porque el hecho de que estés aquí conmigo, yo me siento feliz. Si, eres una persona irritante y molesta. Pero aún así, estando a tu lado, yo me siento feliz
- ¿En serio? - Me quedé atónito ante su comentario.
- Si.
- ¿Cómo es tu familia?
- Mi familia está conformada por mis padres y una hermana menor. Dejé de vivir con ellos hace cinco años, pero aún sigo en contacto para no perder el vínculo familiar
- Tienes mejor historia familiar que la mía
- ¿Te molesta?
- Me da envidia y a la vez me agrada que la persona que me gusta haya tenido una familia amorosa y que haya crecido bien
- El término "amorosa" no le queda a mi familia
- ¿Por qué no?
- Porque de momento eran amorosos y al día siguiente se insultaban
- ¿Tú y tu hermana no se querían?
- Claro que sí. Pero me tenía envidia
- ¿Por qué?
- A mí me lo daban todo y ella no
- Igual a mí me pasa
- Ah ¿Si? ¿Cómo?
- Mis padres antes eran así conmigo, me daban todo lo que quería y a sus hijas casi no les daban nada
- ¿Y ahora?
- Mi mamá murió y su pareja intenta acercarse a mí, pero falla cada vez que lo intenta. Y con su hija es mucho más fácil, a ella todo le dan. Mi papá casi no me presta atención y su
pareja me da lo que quiero, pero a escondidas de su hija. La situación se volvió más terrible
- Así suele pasar
- ¿Tú me lo darías todo? - Se lo pregunté con un tono un poco lamentable
- ¿A qué te refieres?
- ¿Me darías el amor, cariño y atención que ellos no me dan?
- A mí modo
- ¿Pero lo harías?
- Si. ¿Tú harías lo mismo por mi?
- Te lo doy todo el tiempo
- ¿Qué es lo que me das?
- Te beso cuando me lo pides, me preocupo por ti, te presto atención y no creo que haya algo que te negaría
- ¿No me negarás nada?
- Depende de lo que me pidas no te negaré nada
- Lo tomaré en cuenta
- Ambos nos damos lo que nuestras familias no nos dan
- No hay que sentirse mal por eso
- Yo no me siento mal
- Bueno, pero recuerda algo
- ¿Qué cosa?
- Hay alguien que la pasa mucho peor que tú
- Ah ¿Si? ¿Quién?
- Yo
- ¿Por qué lo dices?
- Porque todo el día invades mi mente y no tomas la responsabilidad por ello y es bastante molesto
- La voy a tomar a partir de ahora
- ¿Y cómo, según tú, vas a tomar la responsabilidad?
Me acerqué lentamente hacia su boca, mientras tomaba su gorra para cubrirnos del público del lado izquierdo. El beso que nos dimos fue correspondido, no se negó, ni se alejó, siguió besándome aún después de que le quitará la gorra. Cuando nos separamos, le puse la gorra de vuelta en su cabeza y le dije al oído.
- Samuel. Cuando quieras que tome la iniciativa, avísame y yo me haré cargo y de la manera que tú quieras - Lo mire un momento, su rostro está  sonrojado y sus ojos están avergonzados. Yo le sonreí - Ahora vuelvo, espérame aquí ¿Okey?
- Está bien
Me bajé las escaleras y después fui a cambiarme de ropa en los vestidores, mientras pensaba 'Muy pronto me dirá que le gusto, solo es cuestión de tiempo para que lo haga'.
Cuando salí de los vestidores, Samuel aún seguía en las gradas estudiando. Yo me acerqué a él sigilosamente, parecía muy concentrado. Volví a sentarme a su lado, lo observé
detalladamente, cómo su mirada estaba en el cuaderno, cómo su rostro está oculto en esa gorra negra. Por cierto, la gorra que le compré no la lleva puesta ¿Por qué? No es que
quiera que la lleve todo el tiempo, pero al menos quisiera que se la pusiera una vez. Con eso basta.
Unos minutos pasaron, comencé a aburrirme, Samuel dejó de escribir y justo cuando me miró tomé su mejilla, le quite su gorra y lo bese otra vez. Quería volver a besarlo, probar de
nuevo su dulce sabor, jugar con su lengua, unir nuestras salivas. Cuando nos separamos le dije mirándolo de manera linda
- Me gusta besarte
- ¿Por qué?
- Tu sabor es dulce
- El sabor de tus labios es amargo
- ¿Te gusta?
- Solo un poco
- ¿Qué tanto es un poco?
- Un poco significa un poco
- Está bien
- ¿Ya no tienes clases?
- Si tengo. Pero puedo saltarme las clases ¿Tu tienes clases?
- Si y no quiero llegar tarde, así que ya me voy
- Te dejaré en tu salón
- Bien
Caminamos hasta el salón, de momento le tomaba la mano. Antes de llegar le pregunté
- ¿Quieres que nos vayamos juntos hoy?
- ¿Por qué?
- Voy a dejarte a tu casa ¿No quieres?
- ¿En auto o motocicleta?
- En motocicleta
- Yo no me voy a subir a tu motocicleta y además el transporte de bicicleta es mucho mejor. Haces ejercicio.
- Está bien. Será para la próxima ocasión
Okey. Gracias por traerme a mi salón
- No hay porqué
- Adiós
- Adiós Samuel

Antes de entrar al salón, me dio un beso en la mejilla suavemente y luego entró al salón. Yo sonreí y me fui a mi clase. ¿Cómo es que alguien como Samuel me hace tan feliz?

No Mientas Sobre Lo Que Sientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora