NATALIAYo empiezo a pensar que atraigo todo lo malo. Nada más estar sola en un lugar con mas personas me tocan las peores partes. Por eso no solía ir mucho a fiestas antes de venir aquí.
Vaya a donde vaya tengo un susto. Se que obviamente no es porque este algo mal en mi, si no, porque la sociedad esta podrida.
-¡Ostia puta! Perdón pero como me toque un solo pelo pienso ponerme a dar ostias a todo lo que se mueva. Así que ni se le ocurra invadir mi espacio personal. -Digo rápido, poniéndome de pie de un solo salto.
Y silencio, lo único que se escucha es el golpe de una cama contra la pared y gemidos. Hasta que suena una carcajada.
-¿Que le hace tanta gracia? Como me toque la tenemos. -Estaba intentando parecer fuerte pero por dentro estaba cagada, no podía volver a pasar.
-Es que ha dicho que como invada su espacio la tenemos y es usted la que ha invadido mi espacio. -Es una voz grabe y me cago patas abajo.
-¿Yo? ¡Pero que se cree usted! Yo llegue primero. -Y suena otra carcajada. A todo esto, no estaba viendo con quien hablaba. Estábamos a oscuras y solo veía una figura. Pero me podía imaginar el tipo de hombre que era y eso es lo que más miedo me daba.
-Lo primero voy a encender la luz, me gustaría ver con quien hablo.
Y así, se enciende la luz. Dejándome ver a un chico de unos años mayores que yo. Tiene el pelo recogido en un moño, sus ojos son un azul hipnotizante. Tiene una gran figura con músculos desarrollados y en su hombro izquierdo un tatuaje. Me mira con una gran sonrisa que me iba a perturbar hasta el último de mis días como me tocase.
No me lo imaginaba así, para que mentirnos.
-Y lo segundo, me has invadido porque este es mi cuarto. -¿Se estaba riendo de mi? ¿Cómo va a ser su cuarto?
-Si claro, y yo nací ayer. Venga vamos, como va a ser tu cuarto. No creo que esta casucha sea tuya.
-Pues si, esta casucha es donde yo vivo. Si no me crees abre la puerta y mira lo que pone en letras grande. -Me acerco a la puerta y la abro para ver si es verdad.
Y quedo como una payasa al ver que pone PRIVADO en letras grandes y rojas.
-Anda, mira por donde que no lo había visto. -Digo riéndome avergonzada.
-Ya bueno, deberías mirar donde te metes. Si no llego a ser yo podía haberte pasado algo.
-Gracias y perdón por todo. -Me giro para irme y escucho su voz.
-¿No me vas a contar porque estabas buscando una habitación? ¿Para liarte con uno ahora?
-¿Qué? No dios. Para descansar, ha sido un día muy largo y he venido arrastrada por mis amigos.
-¿Y porque no te vas? -Noto eso como una señal de que quiere que me vaya. Agacho la cabeza dirigiéndome a la salida cuando noto que me agarra del brazo.
-Nono, no me refería a que quisiera que te fueras, sino a el porque. Yo también estoy solo y hasta los huevos de fiesta. -Eso hace sacarme una sonrisa.
-Pues porque nos hemos escapado de un campamento y no quiero volver sola. ¿Y porque dices que estas hasta los huevos de fiesta si es en tu casa?
-Pues porque nunca viene nadie interesante. -Dice mirándome a los ojos. Son muy intensos y eso hace que me incomode y que no le pueda resistir la mirada. -Hasta ahora.
¡Dios líbrame del mal! ¡Santo cielo! ¿Lo dice por mi? ? Estoy loca?
¿Por qué te emocionas? ¡Tienes a Alejandro! ¡No hagas ninguna locura!
ESTÁS LEYENDO
¿Me gusta el verano?
RomanceUn verano, una propuesta, muchas fiestas, alcohol, drogas, chicos... Natalia, una chica tranquila, que le gusta leer, ver pelis, la lluvia y la soledad... ¿Estará preparada para vivir un verano magnifico pero a la vez horripilante en el campamento...