10

616 32 2
                                    




NATALIA

Yo empiezo a pensar que atraigo todo lo malo. Nada más estar sola en un lugar con mas personas me tocan las peores partes. Por eso no solía ir mucho a fiestas antes de venir aquí.

Vaya a donde vaya tengo un susto. Se que obviamente no es porque este algo mal en mi, si no, porque la sociedad esta podrida.

-¡Ostia puta! Perdón pero como me toque un solo pelo pienso ponerme a dar ostias a todo lo que se mueva. Así que ni se le ocurra invadir mi espacio personal. -Digo rápido, poniéndome de pie de un solo salto.

Y silencio, lo único que se escucha es el golpe de una cama contra la pared y gemidos. Hasta que suena una carcajada.

-¿Que le hace tanta gracia? Como me toque la tenemos. -Estaba intentando parecer fuerte pero por dentro estaba cagada, no podía volver a pasar.

-Es que ha dicho que como invada su espacio la tenemos y es usted la que ha invadido mi espacio. -Es una voz grabe y me cago patas abajo.

-¿Yo? ¡Pero que se cree usted! Yo llegue primero. -Y suena otra carcajada. A todo esto, no estaba viendo con quien hablaba. Estábamos a oscuras y solo veía una figura. Pero me podía imaginar el tipo de hombre que era y eso es lo que más miedo me daba.

-Lo primero voy a encender la luz, me gustaría ver con quien hablo.

Y así, se enciende la luz. Dejándome ver a un chico de unos años mayores que yo. Tiene el pelo recogido en un moño, sus ojos son un azul hipnotizante. Tiene una gran figura con músculos desarrollados y en su hombro izquierdo un tatuaje. Me mira con una gran sonrisa que me iba a perturbar hasta el último de mis días como me tocase.

No me lo imaginaba así, para que mentirnos.

-Y lo segundo, me has invadido porque este es mi cuarto. -¿Se estaba riendo de mi? ¿Cómo va a ser su cuarto?

-Si claro, y yo nací ayer. Venga vamos, como va a ser tu cuarto. No creo que esta casucha sea tuya.

-Pues si, esta casucha es donde yo vivo. Si no me crees abre la puerta y mira lo que pone en letras grande. -Me acerco a la puerta y la abro para ver si es verdad.

Y quedo como una payasa al ver que pone PRIVADO en letras grandes y rojas.

-Anda, mira por donde que no lo había visto. -Digo riéndome avergonzada.

-Ya bueno, deberías mirar donde te metes. Si no llego a ser yo podía haberte pasado algo.

-Gracias y perdón por todo. -Me giro para irme y escucho su voz.

-¿No me vas a contar porque estabas buscando una habitación? ¿Para liarte con uno ahora?

-¿Qué? No dios. Para descansar, ha sido un día muy largo y he venido arrastrada por mis amigos.

-¿Y porque no te vas? -Noto eso como una señal de que quiere que me vaya. Agacho la cabeza dirigiéndome a la salida cuando noto que me agarra del brazo.

-Nono, no me refería a que quisiera que te fueras, sino a el porque. Yo también estoy solo y hasta los huevos de fiesta. -Eso hace sacarme una sonrisa.

-Pues porque nos hemos escapado de un campamento y no quiero volver sola. ¿Y porque dices que estas hasta los huevos de fiesta si es en tu casa?

-Pues porque nunca viene nadie interesante. -Dice mirándome a los ojos. Son muy intensos y eso hace que me incomode y que no le pueda resistir la mirada. -Hasta ahora.

¡Dios líbrame del mal! ¡Santo cielo! ¿Lo dice por mi? ? Estoy loca?

¿Por qué te emocionas? ¡Tienes a Alejandro! ¡No hagas ninguna locura!

¿Me gusta el verano?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora