37

313 24 82
                                    

Natalia

Veo de reojo como Vic me mira, atenta a mi expresión. Querrá asegurarse de que no me va a dar un chungo en estos momentos.

Cosa que me está pasando, pero que estoy disimulando muy bien.

Candy estaría orgullosa de mí.

–Me voy. –Dice ella mientras se pone de pie.

Miro al frente, tomando respiraciones hondas, necesito relajarme.

Siento como avanza y se sienta a mi lado, mientras que yo miro a la calle él me mira muy fijamente. No me ayuda a relajarme.

–¿Me vas a mirar en algún momento? –Eso me hace sacar una pequeña sonrisa. Hago lo que me pide y le miro.

Le veo cambiado, noto sus facciones mas cansadas, como si estos meses hubieran sido una tortura para el. Sus ojeras te dejan ver que no duerme lo suficiente. También le veo más delgado, pero mucho más fuerte.

–¿Contento? –le digo mirándole a los ojos, hasta su forma de brillar ha disminuido. Él asiente, mientras que busca algo en sus bolsillos.

Veo como saca un paquete de tabaco y le miro con cara rara. ¿Quiere morirse ingiriendo eso?

–No me mires así. –Le ignoro, de verdad que me preocupa. Los chicos tenían razón.

–¿Desde cuándo fumas? –Expulsa el humo en mi cara, haciéndome toser.

–Desde que murió mi madre. –Mi piel se eriza, no está bien.

–Puedes desahogarse de miles de maneras. –Se ríe.

–No hace falta que me des un discurso. –Resoplo, no pensaba dárselo.

Si lo ibas a hacer.

–Quería saber cómo estás. –Dejo de mirarle, no puedo abrirme con esa intensidad en su mirada.

–Bastante bien, he estado yendo al psicólogo y me ha ayudado mucho. –Consigo dirigir la mirada hacia él, veo una sonrisa sincera en sus labios, eso hace que mi corazón se estruja.

¡Estoy hablando con él!

Me cuesta creer que esto sea real, después de tantos meses queriendo volver a verle. Queriendo sentir su mirada llena de amor, ver su sonrisa, escuchar su risa.

Y sigo sintiendo lo mismo desde el último día que le ví. Duele saber que él ya ha hecho su vida, de que ya tiene a otra chica, de que ha seguido sin mi y le ha ido tan bien.

Obviamente que es lo que quería, que hiciera su vida mientras yo me encontraba, pero no es lo mismo imaginarlo que vivirlo.

El dolor que se siente ver como la persona que amas, ya no siente por ti lo que un día sintió, es un dolor inexplicable.

–¿Y tú qué tal estás? –pregunto curiosa, su aspecto da muchas señales de su estado.

–Tirando. –dice con un encogimiento de hombros. –Me alegro mucho por ti, se te ve radiante.

Me entran ganas de llorar, no se si es por la manera que lo dice o porque de verdad siento que le importa.

–No puedo decir lo mismo de ti. –Parece hacerle gracia, porque se empieza a reír, de la risa que me gusta. No la que estaba acostumbrada a oír.

Mi pecho se llena de alegría, agradezco la insistencia de Juanjo por venir.

Mientras la gente baila y bebe dentro de la casa, pensando que su noche no podría ser mejor. Para mí, mi mejor noche es está.Teniendo al chico de mis sueños al lado, mientras nos miramos a los ojos como si no hubiera pasado nada entre nosotros.

¿Me gusta el verano?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora