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Natalia

Han pasado tres días desde que me fuí de San Antonio y parece que fué hace una eternidad.

Tras mi última charla con Alejandro decidí irme ese mismo día. Todos se quedaron sorprendidos, pensaban que habíamos arreglado la pelea de los enamorados.

No dí muchas explicaciones por mi marcha, no se si él las hizo. Cosa que dudo mucho.

Marqué el número de mi padre y le pregunté si nos podría llevar a Vic y a mi a casa. El muy gustoso lo hizo. 

Vic se pasó tooodo el viaje hablando con mis padres. Lo digo enserio, no se callo ni para coger aire. Yo sólo hablé para dar las gracias y poco más.

No estaba de humor.

-¿Estás segura de querer mandar ya la orden para el juicio? -Me preguntó mi madre antes de bajar del coche.

Lo tenía más que claro. Necesitaba salir de ese lugar lo antes posible.

-Segurísima. ¿Eso suele tardar mucho? -Mis padres comparten una mirada.

-Bueno, si -contesta mi madre.

-Pero como este caso es un poco especial aún no lo sabemos. -Le sigue mi padre.

-Vale, esperaré. -Mi madre sonríe.

-Esperaremos. Que descanseis. Ya hablamos. -Nos despedimos y entramos en el infierno.

Cerramos la puerta despacio para no hacer ruido y que no se enterara nadie de que ya habíamos llegado. Era la una de la noche y no era plan armar un escándalo.

-Natalia y Victoria, a mi despacho. ¡Ya! -Nos sobresaltó la voz de la superiora. Que estába a oscuras con los brazos cruzados y una bata de color rosa.

Como si no hubiera tenido suficiente ese día.

Al entrar pudimos ver mejor su aspecto. Se podrían haber estropeado las luces, porque ver a ese monstruo daba miedo.

-Que guapa. -Dije con ironía, por si no es pillada.

-Estaba durmiendo. Pero un coche aparcando en la calle a estas horas no es muy normal. -Suspiró sentándose en la butaca.

Llevaba el pelo recogido en rulos y una diadema verde. En la cara tenía una especie de crema antiarrugas que le daba un toque asqueroso. Por no hablar de su vestimenta.

-No queríamos despertar a nadie. -Le explicó Vic.

-Pues lo habéis hecho. ¿Se puede saber dónde estabais? -dijo cruzándose de brazos.

-Ya te lo dije, unos amigos tuvieron un problema.

-¿Para desaparecer día y medio? ¡Decirme la verdad! -Cuando eleva la voz nos asustamos.

-Es la verdad. Si no quiere tener a niños asustados porque alguien les ha despertado baje la voz.

-He visto el coche de tus padres. ¡Habéis estado con ellos! -Con que ese es el problema.

Ya decía yo que no era muy normal que se pusiera así por esto. Sobre todo cuando Vic había estado muchas veces fuera por días y nunca le dijo nada.

-¿Y si lo estuvimos que?

-Que se meterían en un buen problema. Por desaparecer a menores. ¡No pueden! -Estaba nerviosa. Normal, yo también lo estaría sabiendo que lo que hicieron saldría a la luz.

-Tu ya estás metida en uno. ¿Verdad? -Vic lo único que hacía era observar.

-No se que te han contado esos, pero que no te mientan. Yo no he robado a ningún niño, y menos a ti. -Acababa de admitir que ella había participado.

¿Me gusta el verano?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora