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Verano

Natalia

–Toma, cógelo un rato. –Me dice Vic, dándome a Álvaro, su hijo.

No deja de llorar desde hace más de media hora, Vic está desesperada. El pobre Álvaro tiene una erupción en una de sus piernas y eso no le deja tranquilo.

–Mira, he encontrado esta crema para este tipo de erupciones. A Lorena también le salen de vez en cuando. –Mi madre le tiende a Vic el bote. Ella resopla cansada.

Este mes ha sido una tortura para ella. Entre las clases, que no quiere dejar y Álvaro, que le pasa alguna cosa todo los días. No da abasto.

Todos les estamos ayudando en todo lo que podemos. Quitando las partes negativas, Álvaro ha unido mucho más de lo que estaban a Vic y Mark.

–¿No crees que puede que le den reacción este tipo de pantalones? –Pregunto, dejándolo en el cambiador.

–¿Tú crees? –Me encojo de hombros. –De todas maneras los va a dejar de llevar, hace bastante calor como para que los lleve largos.

–Papá y Lorena tardan mucho, ¿donde se supone que han ido? –le pregunto a mi madre, que está preparando dos biberones.

–Tu padre le quería llevar al trabajo. –Pone los ojos en blanco, haciéndonos saber que le parece una tontería. –Cosas suyas.

–¿No creeis que Lorena y Álvaro podrán ser muy amigos? –Dice Vic pensativa, con una sonrisa de maldad.

–¿No estarás pensando lo que yo estoy pensando no? –Le pregunto, casi sabiendo que si es lo mismo.

–¡Que! Solo se llevan cinco meses y medio. –Me empiezo a reír a carcajadas.

Su hijo apenas tiene un mes y ya está pensando en novias para él.

–Estas loca. –Niego con la cabeza.

–¡Ya hemos llegado! –Dice mi padre emocionado al entrar en la cocina.

–¿Qué tal ha ido? –Le pregunta mi madre, mientras él le deposita un beso rápido en los labios.

–Se ha portado fenomenal. –Se acerca a mi y me da un abrazo.

Cojo a Lorena del carrito.

–¿Cómo está la niña más guapa del mundo? –Le digo poniendo caritas.

Ella sonríe mientras intenta hacer algún sonido, lleva una semana intentando hacerlos. Mi madre dice que será una niña muy lista.

–Bueno, nosotras nos vamos. –Le doy a mi madre Lorena.

–Que os vaya bien.

–Me parece muy raro que conduzcas. –Le digo, ya montadas en el coche. Atrás tenemos a Álvaro, que se ha quedado dormido nada más colocarle en la sillita.

–Estamos creciendo. –Se limita a decir, mientras aparca con mucho cuidado.

Hemos quedado con los chicos en una cafetería, hemos decidido planear un viaje.

Ya que todos menos Alejandro, Juanjo y yo son mayores de edad, y no pueden ir a campamentos. María y Pedro han pensado en organizar un viaje para pasar el verano juntos, recordando el año pasado.

Mi vida ha cambiado tanto desde entonces... A mejor, por supuesto.

–Tranquila, no viene. –Me paro en seco, justo delante de la puerta.

–No sé de qué me estás hablando. –Le digo intentando ocultar que sé de lo que está hablando.

–Ya. –Va a abrir la puerta, pero le agarro la muñeca.

¿Me gusta el verano?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora