Capítulo 6

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Juliette

Lo que más me preocupa ahora es conseguir entrar en aquel lugar, me tenía de verdad bastante pensativa. La pelirroja estaba mucho más emocionada que yo, de ser verdad yo tenía miedo de que este plan fallara y mi mejor amiga se quedara decepcionada, sin oportunidades con ningún signo y ninguna otra compañía a parte de mi, más sola que una papita frita sin salsa.

- No entiendo por qué existen registros de nacimiento, es decir, te juro que yo nací. – Ahí estaba Emma, con sus dudas existenciales y las dos muriéndonos de la risa con nuestro humor roto.

Ahora si, estamos al frente del hospital.

Obviamente como soy tan inteligente, antes de salir de mi casa seguimos un tutorial de un video de YouTube que tenía como título: ¿Cómo fingir que tienes fiebre? Lo sé, un poco raro, pero era la ocasión perfecta.

Ya estando dentro y en la sala de urgencias, una enfermera nos atiende y le toma la temperatura a Emma con su extrema felicidad y emoción ante la vida, en fin... Yo estaba:

Por favor, por favor, que si haya funcionado el tutorial...

No, sé que no funcionará. Qué estúpida. Debe ser una farsa.

No, hay que tener fe y confianza. Universo, es lo único que te pido ahora mismo.

Resulta que todas aquellas brujerías que hicimos no sirvieron de nada y nuestro puesto en la sala de urgencias tampoco. Así que ahora mismo le están tomando exámenes de sangre para ver qué comentan los médicos. Obviamente nuestro plan iba de mal en peor.

Después de un rato acaban de salir los resultados, al parecer la salud de Emma es nuestra única salvación. Puede que esté pésima en el colesterol (porque puede que hubiera sido por toda la comida no saludable que comimos ayer, pero esto nos está salvando de nuestra caída libre en el plan de Emma que, por ser Aries era un plan arriesgado y que probablemente saldría mal pero... Yo estoy ahí para evitarlo. Sí, siempre.)

La enfermera acaba de llegar. Es una mujer joven, alta, delgada y tiene el pelo teñido por capas de un tono muy rubio, pero sobre todo Emma y yo nos miramos al mismo tiempo cuando por su personalidad supimos que fue la típica niña rica y consentida que trataba mal a todos. Podría tratarse de todo lo malo y los rumores que alguien que no sabe de los signos podría decir sobre un Leo a simple impresión, aunque no la conociéramos mucho. La enfermera se dirige hacia nosotras y decido salir a interrumpirla:

- Disculpa, yo me puedo quedar con ella.

- Estaré acá haciendo revisiones y asegurándome de que así sea. – Responde dándome una sonrisa sarcástica.

- Bueno, ¿Al menos me podrían decir qué medicamentos le darán? – Le contesto a punto de perder mi paciencia.

- Voy a preguntarle al doctor si tengo permiso para eso. No demoro. – Asegura al mismo tiempo que se aleja de aquel lugar.

¡Por fin!

- ¡Vámonos de acá, bestie! – Acto seguido salimos corriendo de la habitación.

Nos estamos dirigiendo a la parte posterior del hospital en donde nos encontramos varios trajes de enfermeras tirados.

- Según lo que investigué los registros deberían estar.... Acá. – Digo. - Hasta a mi me sorprende que nuestro plan esté funcionando.

- Te lo dije. – Contesta muy confiada. - Muy Aries de mi parte, lo sé.

Estamos examinando algunas carpetas grandes con papeles dentro hasta que Emma encuentra una llamada: Registros de nacimiento. Era lo que todo este tiempo habíamos estado buscando, lo logramos.

- Bien, revisa cuales son las del año 2004 aproximadamente – Digo muy contenta pero todavía algo preocupada de que nos encontraran allí. No, a ser verdad yo no tenía ni una pizca de alegría.

- Acá está – Grita muy emocionada.

- Shhh, nos van a escuchar.

- Tranquila, despreocúpate un poco Jul, no va a pasar nada.

- Solo... llevémonos esa carpeta a algún lugar más seguro.

- Ok, vamos.

Nos giramos y vemos que estamos al frente de nada más y nada menos que el doctor.

Ahora si estoy entrando en pánico, mientras la relajada de mi mejor amiga está como si fuera lo más normal del mundo.

- Actúa normal – Murmuró casi inaudible hasta para mi. - Buenas.... – Me fijo en que mira rápido el carné del doctor para saber su apellido – ...doctor Serra.

- Buenas noches, ¿Qué hacen todavía a estas horas acá? Su horario terminó hace tiempo – Cuestiona el doctor clavándonos una mirada de sospecha.

¡Mierda! No había ventanas, solo una que se podía ver de afuera hacia dentro. Hace horas que estábamos allá en aquél hospital y no nos habíamos dado cuenta de que ya era de noche. ¿Cómo se nos pudo pasar? Lo que me preocupaba más no era el regaño que me daría mi papá cuando llegara a la casa después de haberle dicho que en media hora volvía, sino que... ¿Cómo saldríamos de allí? Quisiera entrar a la mente de mi mejor amiga y saber en qué rayos está pensando, de seguro está de lo más tranquila, como siempre.

En aquel momento Emma habla y me sorprende bastante:

- Estamos acá porque necesitamos unas horas extra. – No, no, no. Esto iba de mal en peor. De todas formas es bueno que sepa improvisar... ¿¿cierto??

- En ese caso necesitaban pedir las horas con anterioridad. Además solo se toman las horas extras los martes y jueves... no un domingo.

- Sí, pero... - Mejor no hables Emma, ya lo arruinaste bastante, quería decirle – Necesitamos organizar los archivos ya que nos lo pidió nuestro jefe.

- Yo soy el jefe de enfermería y no le he pedido a nadie que organice los reportes de nacimientos de ningún año y menos del 2004.

Carajo, carajo. ¿Ahora qué? No tenemos cómo defendernos ni tenemos excusa para estar acá y menos dos adolescentes que quieren robar reportes médicos y que a una de ellas la iban a internar por el colesterol. Estábamos muertas, no teníamos esperanzas.

- Eh... - Emma habla y estoy a punto de pegarle una cachetada, que con gusto se la daría porque siempre que habla la embarra más.

- De paso, déjenme preguntarles... ¿Me recuerdan sus nombres y me entregan sus carnés para confirmar?

Trágame tierra y escúpeme en cualquier lugar del mundo... menos acá. TE LO RUEGO.

- Disculpe, se nos quedaron esos documentos en nuestros lockers, ya nos íbamos, solo nos quedaba terminar de hacer este papeleo. – Protesta Emma.

Emma, eso no te lo crees ni tú, ni Dios.

- ¡Código azul! ¡Código azul! - Empiezan a gritar todas las enfermeras del turno desesperadas.

El doctor nos dirige una mirada matadora y sale corriendo inmediatamente a atender a aquél paciente antes de que fuera demasiado tarde.

- Nos salvamos, pendeja. – Le digo a Emma, a punto de estallar.

- ¿Ves? Me salió a la perfección. – Dijo Emma muy orgullosa.

- Sí, a la perfección, claro. – Exclamo con mucho sarcasmo para que sea lo suficientemente notable. – Ahora agarra eso y vámonos rápido de acá. – Se ríe y mientras, salimos corriendo por el pasillo del hospital.

Lo primero que se pregunta es el signoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora