Capítulo 25

39 3 0
                                    

Emma

Ya llevo dos semanas castigada. Realmente no sé que pensar de esto. Desde que estoy pequeña no me regañaban, no entiendo por qué de repente les importa la hora en la que llego a la casa o por qué me hacen tantas preguntas de mi vida.

Suena mi celular y veo que es una notificación sobre una nueva tarea. Estoy cansada de los deberes del colegio. Literalmente solo puedo hablar con Jul, mis papás me quitaron todas mis redes sociales, no entiendo por qué mis padres están así conmigo, si se supone que no es nada grave y en este tiempo solo podía ir de mi casa a la escuela, y de la escuela a mi casa... y ahora haber llevado a mi mejor amiga al hospital, no sé que tanto me pueda costar.

Parqueo silenciosamente mi camioneta roja en el estacionamiento. Noto que mi madre no se ha ido aún, ya que su auto sigue ahí. Con bastante miedo, entro por la parte trasera de mi casa sin hacer mucho ruido. Cuando entro, lo primero que veo es a mi padre de espaldas en la cocina... él notó mi presencia por lo que se gira despacio. Siento la adrenalina correr por mis venas y con bastante miedo lo saludo.

- Hola, pa. – Musito con bastantes nervios. Su mirada se ve tranquila, no quiere amenazarme ni regañarme, lo noto. Como capricornio que es, no quiere que las cosas se pongan tensas en la casa regularmente, así que me tranquilizo un poco al notar la forma en que me mira.

- Hola Emma. Voy a ser directo – Muy capri - ... jamás estuve de acuerdo con el castigo de tu madre, así que por esta vez voy a dejar pasar el hecho de que estás llegando a las 5 de la mañana a tu casa, pero voy a necesitar que me lo expliques.

- Gracias, pa. Realmente lo que pasó fue que el padre de Jul tuvo un accidente y Jul me llamó para que la llevara al hospital, porque como sabes, ella no maneja. – El asiente varias veces, indicándome que entiende la situación.

- ¿Sabes qué le pasó a Chandler?

- Sí, tuvo varias lesiones graves. Le están haciendo unos exámenes médicos, estamos esperando los resultados.

- Está bien. Ve rápido a tu habitación que tu madre se está terminando de bañar. – Asiento y me dirijo a las escaleras, me detengo cuando vuelvo a escuchar su voz. – Por cierto, no vuelvas a salir al hospital en pijama, por favor. Gracias. – Suelto una pequeña risa y subo.

Al entrar a mi cuarto, me tiro en mi cama y suelto un suspiro.

- ¿Es en serio que lo llamó a él? – Digo hacia el aire como si alguien me fuera a responder. – Se acaban de conocer. A parte, ¿Deja que la lleve a su casa? Esto no puede ser posible. – Susurro resignada, hablando conmigo misma.

Lo primero que se pregunta es el signoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora