Emma
Como se pueden dar cuenta, una de mis mayores obsesiones son los signos zodiacales. Creo fielmente en ellos y nunca me han defraudado. Simplemente me hacen la vida más fácil, me hacen conocer mejor a la gente, así saber cómo tratarlos y con quien no juntarme.
Por ejemplo, nunca te juntes con un virgo... #virgos-no-se-ofendan. ¿Fue muy Aries de mi parte? Sí, un poco.
No soporto a la gente que no cree en los signos zodiacales, me da una pereza explicarles el por qué, ya que como se han dado cuenta yo podría estar debatiendo mucho tiempo, hasta que no me alcancen las horas del día para justificarlo. Y a parte, no tengo paciencia para nada y menos para la gente terca que no cree en los signos, aunque si les soy sincera yo también soy muy terca.
Unas tres semanas después de que lo de la cafetería, me encontré otra vez con esta chica.
Nos chocamos en medio del pasillo y comenzamos a charlar:
- Discúlpame, estaba un poco distraída – Confieso frente a ella –. ¿Cómo estás? La última vez que te vi no hablamos mucho.
- Tranquila, si, no te preocupes. Estoy bien, gracias – Me habla casi susurrando, mientras trata de evitar la conversación.
- Me alegra mucho, ¿Qué clase tienes ahora? – Esperando tener una conversación más a fondo con ella.
- Matemáticas, ¿Y tú?
- ¡Ay, yo igual! – Le digo casi gritando – Oye... ¿Qué signo eres? – Dejando en claro que soy fanática del zodiaco. Se cuestionarán por qué carajos es la primera pregunta que le hago, en fin, ya se los expliqué antes.
- ¿Disculpa? – Me pregunta confundida, como si le hubiese preguntado quién sabe que tipo de cosa.
- No, pues... si, tu signo zodiacal
- ¿De qué hablas? ¿Cómo así? ¿Eso que sale en el periódico?
- Dime tu fecha de nacimiento – Le digo muy directamente a punto de perder mi poca paciencia.
- El 16 de Julio, ¿Por?
- Ah vale, déjame pienso – Bien, lo sabía, es cáncer... Un signo de agua. Aparento pensar para no parecer tan loca por el zodiaco porque obviamente me sé las fechas de memoria. – Si, eres cáncer.
- Entonces... ¿Hay un signo llamado cáncer? – Dice con una expresión miedosa y algo confusa.
- Sí, y de hecho es de mis favoritos – Le explico. – ¿El símbolo de ustedes es como... un 69 girado horizontalmente, ¿Me hago entender?
- Sí, mas o menos. Y... ¿Cómo se supone que somos? – Soltando confianza entre las dos y estando bastante interesada en el tema, no como otros que siempre intentan evitarme y obviarme.
- Esto será algo largo, así que prepárate para escucharme hablar bastante. – Cosa que hago siempre, Spoiler Alert antes de ser mi amiga. Luego de esto ella suelta una sonrisa intentando contener la risa. – Bien, los cáncer suelen ser muy emocionales, cariñosos, protectores, dramáticos, son muy conservadores y cerrados, introvertidos hasta que sueltan confianza, hogareños, pasivos y algo pesimistas, saben mantener el equilibrio de las situaciones, y estos...
- Espera, ¿Nos conocemos? Me describes muy bien. Literal soy muy yo. – Me interrumpe, estando algo sorprendida y un poco asustada.
- No, no nos conocíamos de antes, pero como te puedes dar cuenta tengo una pequeña obsesión con el zodiaco. – Soltando una expresión de sarcasmo.
- Jajaja me doy cuenta Emma, en fin, no me he presentado, mi nombre es Juliette.
- Espera... Al parecer tú si me conoces a mí.
- Claro, he escuchado varias cosas sobre ti, además, compartimos una clase.
- ¿En serio?
- Sí, no recuerdas que en unos minutos las dos tenemos matemáticas – Obviando la conversación.
- Sí cierto, mejor vamos a clase. Y se me olvidó decirte... Soy Aries.
Sí, como pueden ver esta fue una de las primeras conversaciones que tuve con mi mejor amiga, somos inseparables. Hoy en día, después de cinco años, nuestra vida juntas ha cambiado radicalmente, obviamente con nuestra infinita esencia de Aries y Cáncer, #locas-del-zodiaco.
En este mismo instante estoy eligiendo mi ropa para ir a su cumpleaños #16.
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Lo primero que se pregunta es el signo
Romance¿Te imaginas tener de mejor amiga a una loca por el zodiaco? Bueno... Juliette la tuvo y se convirtió en lo mismo. Aries y Cáncer. Una amistad que se basa de las locuras de la una, y poder sentirse en un hogar con la otra. Pero... ¿Algún día pensarí...