Sé que puedo perdonarlo

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Estábamos en la sala; Louise y yo sentados en el mismo mueble, los padres de Louise sentados frente a nosotros, y el mayordomo y la mucama, que ahora sé que se llaman Fennette y Clarence, de pie junto a ellos.

- Louise... - comenzó la madre de el susodicho, más relajada que esta mañana.- nos preocupaste muchísimo. Pensamos que habías sido secuestrado o algo por el estilo. Estuvimos a punto de salir con la policía a buscarte. Gracias a Dios que a Fennette se le ocurrió querer avisarle a Rebbeca, sino quien sabe donde estaríamos buscando y a quienes estaríamos demandando. -hizo silencio al darse cuenta de que todos prestábamos atención a lo que Fennette le susurraba a Clarence.

- Estos jóvenes de ahora... casi me daba un infarto al saber que el señorito había desaparecido cuando yo estaba de turno de vigilancia. Y todo por querer cumplir sus caprichos de niño y-... - se detuvo al ver que todos, hasta la señora, le prestábamos atención. Carraspeó y luego volvió a decir.- lo lamento...

-Bien... -dijo otra vez, mas calmada.- santo cielo, como se te ocurrió hacer eso?! - volvió a gritar, mientras todos suspirábamos cansados. Entonces volvió a gritar histerica, al sentirse sin apoyo.- Richard, dile algo!

- Ah... Si... - carraspeó el padre de Louise.- eh... Bueno... Hijo, - dijo, mirando fijamente a Louise.- estoy muy, muy orgulloso de ti. - todos lo miramos sorprendidos.

-Richard! Como que orgulloso?! - dijo sorprendida su esposa.

-...me he perdido. Por qué lo regañabamos? - susurró. La madre de Louise se pego un épico palm face.

- Porque se acostó con la visita!! - gritó, a punto de perder la paciencia.

- Si, por eso mismo. La visita es su novia. - agregó él, más que calmado.

- pero, Richard, la visita o "su novia" no es su esposa, no se puede acostar con alguien que no es su esposa!

- Pero qué importa! Son jóvenes, querida!

-Richard! Jóvenes o no, han manchado su lecho matrimonial! Ambos!!

- Oigan, un segundo.- interrumpió Louise.- mamá, papá, solo dormimos juntos.

- No hicimos nada mas que dormir, señora... - intervine, algo nerviosa.

- Piensan que les creeré? - nos miró desafiante.

- Ojalá hubiera una prueba que demostrase que sigo siendo virgen... - balbuceé. Claro que no me di cuenta de la cosa tan vergonzosa que acababa de decir hasta que Louise se volteó hacia mi, mirándome sorprendido.

- Aún eres virgen? - dijo muy lentamente.

- Tú no? - preguntó su mamá con una ceja levantada.

- Em... Claro! Claroo!! Es solo que me... Sorprendió saber que alguien de cultura estadounidense como ella... Lo fuera aún... -contestó dudoso Louise.

- Soy colombiana, no estadounidense. Pensé que lo sabias. -le corregí.

- Ahora no, Reb. -susurró.

- Ah! Esto será un escándalo! Cuando la prensa lo sepa, no habrá un solo indigente que no se entere de lo que ocurrió!! -lamentó su madre.

-Querida, por favor! Ya te dijeron que no hicieron nada! Por qué seguir con esto??- el padre de Louise pareció haber perdido un poco la paciencia.

-Soy madre! Eso hacemos las madres! - guardó silencio un momento. -bien... Esta bien... Voy a calmarme y a respirar... No puedo hacer de tu estadía un infierno muy incómodo...

-No, señora, me voy hoy, le agradezco por todo lo que hizo. - le dije, aun nerviosa.

-Mira lo que hiciste! Ahora se quiere ir! -gritó el padre de Louise.

Si el cielo fuera carmesí. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora