¿Y ahora qué?

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--Rebbeca P.O.V.--

- No importa cuánto hayas hecho en este mundo, El todo lo perdona, porque te ama de verdad.

- Es que no me gusta ese lío de las religiones. Por ellas hay muchas guerras en el mundo. Me gusta mantenerme apartado de esto.

- ¿Sabes que los Estados Unidos, donde estamos, nos brinda total y completa libertad de expresión y aceptación de toda religión, no? Si lo aceptas no estarías entrando en el conflicto de nadie.

- Rebbeca, es más complicado de ahí. Esos religiosos... Son muy aburridos, ¡en serio! Todo es cultos y canciones. Esos "hermanos aleluyas" son muy molestos. ¿Quieres eso? ¿Quieres ser una molestia para todos?

- ¿A qué te refieres con aburridos?

- no van a fiestas, no toman, no bailan, no se divierten... ¡Y la lista sigue! Vas a arrepentirte.

- De todos modos, no voy a fiestas, ni bebo, ni fumo, ni bailo. Esos no son ambientes para una chica culta que escucha a Ludwig van Beethoven, Amadeus Mozart, Chopin y que lee a Shakespeare, a Goëthe y a Nietzsche.

- Sabes a lo que me refiero.

- ¿Por qué me dices todo esto?

- No quiero que te metas a eso.

- ¿Qué?

- lo siento, estoy siendo sincero. No quiero que cometas un error.

- Disculpa, Louise, pero María y Daniel están metidos en "ese error" y fíjate lo bien que les va.

- Mis padres no están metidos en eso y les va mejor.

- si, tal vez, pero te olvidas de algo, Louise, a María y a Daniel se les nota la felicidad genuina, y tus padres te ignoran y solo te quieren para compromisos. Tus padres podrían haberte dado todo, pero se les olvidó lo más importante, cuidarte bien y brindar el verdadero amor a sus hijos. Y ahora creen que está todo bien mientras tu estas roto por dentro. ¿O me equivoco? - apartó la vista y a los pocos segundos volvió a mirarme. Tenía esa chispa de tristeza y decepción en sus ojos que me hacían querer llorar.

- Cruzaste la línea al mencionar a mis padres. - y acto seguido salió. Se fue quién sabe a donde, pero era obvio que solo quería alejarse de mi. Estaba tan confundida. ¿Cómo es que después de que me hablaran tantas cosas buenas de Él, ahora me vengan con un "es lo mas aburrido, difícil y pérdida de tiempo que hay."? Me fui a acostar, tal vez todo lo que necesitaba Louise era un tiempo para pensar y decidí dárselo.

Esa noche hice mi primera oración, por Louise, obviamente. Todavía me sentía muy rara pero hice mi mayor esfuerzo. Sin embargo, en la mañana no fueron mejores las cosas. Louise estaba distante de todos. No hablaba con nadie, si quiera nos miraba.

Además tenía una terrible cara de cansancio, al parecer no había dormido la noche anterior. Intenté hablarle, acercarme o al menos rozarle pero fue en vano, solo me ignoraba. Estaba empezando a cansarme y pensé en enfrentarlo. Esperé a la noche, cuando todos estábamos sentados cenando.

- Louise, ya basta. Esto que haces es muy difícil, siquiera tiene una razón lógica. ¡Para de una vez! Está bien, me disculpo por haber dicho lo de tus padres anoche, pero debes admitir que es la verdad y sé que lo sabes. ¡Nunca creí que fueras tan orgulloso! Esto que hice lo hice por los dos, como personas y como pareja. ¿Por qué no le das una oportunidad, y ves como sale? ¿Qué es lo que realmente te molesta?

- Rebbeca, te lo dije todo ayer. Es aburrido, no puedes beber o bailar, y se convierte en fanatismo. Además ¡te vuelve loco! Como es que vas a hablar solo antes de acostarte, antes de comer, después de levantarte... ¡Es ridículo!

- Louise... Ser cristiano no es aburrido. Dios no prohíbe el alcohol. Nosotros nos abstenemos porque simplemente no hay necesidad de consumirlo, y un jugo hasta puede caer mejor, solo por ponerte un ejemplo. - intervino Daniel.

- Y lo del fanatismo... No necesariamente debe terminar ahi. Nosotros dos tenemos unos 15 años de casados, y me convertí recién casada. Y no soy fanática, ni Daniel, que tiene toda la vida. - concluyó María.

- ¿También forma parte de eso obligar a las personas a unirse a ustedes?- los desafió Louise.

- Nadie te esta obligando. - le contesté.

- ¿y que están haciendo ahora?

- Trato de convencerte de que no es tan malo para que dejes de estar enojado conmigo y vuelvas a ser el de antes. No me gusta verte enojado. Es mi primera vez viéndote así y espero que nunca más se repita. No intento que te entres a esto.

Louise se quedó un momento observándome, luego bajo la cabeza. - lo siento... Supongo que de alguna manera me chocó la noticia de repente...

- Está bien, no te preocupes...

- Por cierto, Rebbeca, mañana es el último día. ¿Organizaste tu maleta?

- Ah, no, voy a subir.

--Louise P.O.V.--

Subió las escaleras y desapareció en el segundo piso.

- voy a acompañarla. - avisé a la pareja, para subir.

- Louise... - me detuvo Daniel. - Espera.

- ¿si?

- Por favor... No lo tomes a mal...

- Me están asustando... ¿Qué ocurre?

- Respetamos totalmente tu decisión de no pertenecer a esto... - empezó María. - Pero Rebbeca hizo su decisión por cuenta propia... Está a punto de gozar lo mejor de su vida... Plenitud, gozo, paz... Por favor, deja que permanezca...

- No intentes hacerla regresar a lo que era antes si de verdad quieres que se sane. Confía. - wow, Daniel ha sonreído.

- No se preocupen... Prometo no decirle nada que le haga retroceder ni avanzar, ya que no se nada de esto, con respecto al tema. - les di mi sonrisa más confiada y sincera que podía mostrar y abandoné la sala. Subí a grandes pasos las escaleras que conducían al segundo piso. Toqué dos veces la puerta y entré. - ¿Rebbeca?

- Louise... ¿Qué ocurre...?

- ¿lista?

Me miró mostrando esa chispa que expresaba confusión en sus ojos. - ¿lista para que?

- Para enfrentar la realidad. Por que cuando lleguemos a tu casa, tendrás que hacerle cara a todos tus problemas. - me miró algo desanimada.

- Si... Estaba pensando en eso hace un momento.

Sonreí lo mas tierno y dulce que pude para inspirarle confianza y seguridad. - yo voy a estar contigo, no te preocupes, no te voy a dejar sola...

En la mañana salímos desde bien temprano al aeropuerto, donde nos esperaba el piloto de mi jet.

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HOLI! Sorry que tardara tanto, pero estoy ahorcada en clases y trabajos. Tartare de no tartar demasiado la próxima vez. Ya se acerco el final, mis chicos...

Si el cielo fuera carmesí. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora