Una nueva etapa

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Ya era la mañana. Había ido a caminar un rato al parque para relajarme, compré un helado y me senté en una banca para disfrutarlo. Hacía mucho calor, sin embargo, eso no paraba a los niños de jugar con mucha energía.

- ¡Hola, Lola! - sonrió Louise desde atrás.

Guardé silencio unos segundos. - ¿Cómo sabías que estaba aqui?

- No lo sabía, te vi mientras caminaba, pero de todos modos iba a llamarte, quería verte.

Otra vez, otra pausa. - ¿Para qué?

- Estuve investigando sobre la androfobia, en libros, internet y con algunos tios psicólogos.- dio la vuelta a la banca y se sentó junto a mi, aunque guardando distancia. -Encontré cosas interesantes.

Me quedé observándolo, esperando respuesta. Como no la daba, le pregunté - ¿Como qué?

- ¡Cura 1! - empezó a gritar, como si fuera anunciador de algún producto o concurso de tv. - Hacer que el paciente entre en un contacto brutal con el objeto fóbico. En tu caso, encerrarte en un cuarto lleno de hombres.

- ¡¿Estás loco?! - le grité, asustada. - ¡Aléjate de mi!

- Bueno, - me ignoró. - la persona que usaron de prueba murió... ¡Cura 2! ¡Atar al paciente al objeto fóbico hasta que los ataques de pánico sean cosa del pasado!

- Oye, en serio, ¡aléjate de mi! - volví a advertir.

- ¡Cura 3! Recrear la escena que causó la fobia una y otra vez ininterrumpidas veces con el paciente hasta que supere el trauma.

Ese, de verdad, me aterró más que los demás. Con el solo hecho de tratar de imaginarmelo me subieron las náuseas y sentí cómo me empezaba a marear.

- Oye... eso sería un poco brutal, ¿no?- me cuestionó sin mirarme a los ojos. - ¿Recrear la escena ininterrumpidas veces? Es más como tortura. Bueno, las personas de pruebas en todas estas opciones terminaron muertas o con un problema psiquiátrico irremediable. Las de mis tíos son la misma: Te pones bajo consulta psiquiátrica, y ellos te ponen una inyección con una medicina que evitará que sientas la ansiedad de los síntomas.

¿Existe una medicina como esa?

- Después te van poniendo en contacto progresivamente con el objeto fóbico hasta que superes por completo el trauma. - continuó.

Okay, ¿cual era el motivo de toda esta información? - Con todo esto, ¿qué me quieres decir?

- Que hay una cura racional para tu condición. - se le iluminaron los ojos. - Y que debes ponerte bajo consulta.

- No. - lo miré como si fuera un alien. -Ni lo sueñes.

- Rebbeca, por favor, - puso ese tono que expresaba ruego. - necesitas hacer esto, y lo sabes.

- ¿por qué? ¿Ah? ¿Por qué? - me enojé un poco y elevé el tono. - ¿Acaso te gusto? ¿Acaso estás tratando de ganarle terreno a John? Déjame informarte que todavía no sé a cual de los dos odio más, si a ti o a John... Aunque tu estás ganándole el terreno. - me levanté e intenté irme, pero se cruzó delante de mi muy rápido impidiéndome el paso.

- Espera, por favor... al menos dime que lo vas a pensar.

Suspiré cansada. - No lo voy a pensar.

- ¡Serán gratis todas las consultas! - parecía que se le acabaron las ofertas. - ¡Por favor! Esto es por tu bien, no por mi, ni por John, ni por nadie, es por ti. Estos ataques ponen en riesgo tu vida. Es también por tu mamá. Por más que te quiera, piensa que para ella, tarde o temprano, serás una carga. Por más que te quiera, no podrá cargar contigo por siempre. Y lo has pensado, ¿no?

Si el cielo fuera carmesí. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora