Y tú, ¿cómo sabes eso?

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- Pensamos lo mismo. - le respondí.

Se quedó observandome un momento.

- Rebbeca, apaga las luces.

Me sorprendí un poco y quedé en silencio unos segundos. - ¿Eh?

Se sorprendió y me miró con el ceño fruncido. - no es lo que piensas, pequeña pervertida, quiero mostrarte algo. - asentí y apagué las luces. El se acercó, tomó mi mano y me condujo a la ventana. - mira con atención. - y le obedecí. La luna estaba gigante y habrían un monton de estrellas, estrellas que no se veian en la ciudad. - Es hermoso, ¿no?

¿Hermoso? Estaba estupefacta. - Podría mantenerme viviendo solo mirando esto...

Se rió. Esa risa... Que al principio me parecía aterradora y horrible, ahora entendía porqué caían tantas...

- Louise... ¿crees que esto funcione?

- ¿A qué te refieres? - él me estaba abrazando por la cintura, y yo, empezaba a marearme.

- Me refiero a volver a recuperarme. Odio esto. Quisiera poder abrazarte y ya.

- Tengo fe en que lo harás. - ¿Fe? ¿Qué queria decir? ¿Fe en qué? Creo que no supo buscar el término, pero lo dejé asi. Dejó de abrazarme, y se puso al lado de mi. - Rebbeca, este lugar es diferente. No puedo dejar de pensar en ello. Tengo deseos de mudarme por aquí.

No dejé de mirar el cielo mientras le hablaba. - Es una pena. En algún momento tendrás que volver a Francia. Entonces te será imposible mudarte por aquí. - no prestaba atención a lo que decía, el espectáculo nocturno tenía toda mi atención.

- ¿Estás escuchando lo que dices? Bueno, voy a dejar que descanses. Daniel me dijo que mañana iría con él a resolver varias diligencias para que no me vaya a aburrir. Y le dije que si. - me parecía increíble que fuera a salir. Me dió un suave beso en la frente y salió de mi habitación, dejándome sola, perpleja por la belleza del paisaje exterior. Al rato me acosté. En la mañana, cuando desperté, ellos ya se habían ido. Me quede sola con María.

- María, ¿cómo viven ustedes aquí?

- Es muy confortable, - me contestó. -es muy tranquilo y hay mucha paz. Puede que se te haga difícil al principio, pero después te acostumbras... Rebbeca... - me dijo, con un tono dudoso.

- ¿si? - respondí sin mirarle para darle a entender que nada tenía importancia.

- ¿por:qué... el esposo de Lucía te recomendo unas vacaciones?

Me quedé observándola. No estaba preparada para responder esa pregunta, pero ella me dió alojo, debía al menos decirle la razon por la cual nos hospedaba. - yo... tengo una historia muy trágica. Cuando tenia 7 mi papá intentó violarme, nunca superé ese trauma, me volví androfóbica. Viví sola toda mi vida, solo con mamá. Este año hablé por primera vez con alguien, solo para decirle que le odiaba y que jamás me hablaba, ese era Louise. El nunca me hizo caso, y siempre me molestaba. Empezaba a acostumbrarme a el sin haber superado mi trauma. Él me convenció de tratarme y lo hice, pero solo llegué a superarlo a él, y seguí con mi trauma igual.

- Pero, supongo, que no es la razón por la cual te la pusieron.

- Un muchacho intentó violarme y matar a Louise, llamé al 911, lo golpeé con un florero y me desmayé. Cuando desperté me enteré de que había escapado, entonces Andrés me dijo que me retirara unos dias por seguridad y para relajarme y pensar un poco.

- Sabes... cuando tenía 15, mi papá hizo algo similar. Llegó a hacerlo unas 4 veces... Ya no lo soportaba más, lo denuncié con la policía y los arrestaron, a ambos, ya que mi mamá estaba metida en las drogas. Me mudaron con mis tíos, que me maltrataban peor que a una criada, así que me escapé de casa unos años después. Viví un tiempo en la calle y una mujer muy dulce me ayudó, pero tuvo un accidente, y para no ser carga decidí irme, y volver a vivir en la calle.

Si el cielo fuera carmesí. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora