Turquesa, gris y neutro

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Me quedé estupefacta mirándolo, con la esperanza de que me dijera que estaba bromeando. Pero no lo hizo.

- Louise... ¿estamos bromeando, no?

- No. - intentó disimular la sonrisa que tenía. - Esto es muy serio. Rebbeca, estoy muy enamorado de ti. Te diré que ya tengo mi futuro planeado contigo.

Estaba boquiabierta. Tuve que encararlo. - Louise... tenemos 17 años, no estarás-...

- ¡Oh no! ¡No! - dijo entre carcajadas. - no te estoy proponiendo matrimonio. Solo te demuestro lo mucho que realmente te quiero.

Lo miré incredula y dudosa. - seguro le decías eso a tu anterior novia y a todas las demas.

- No. Al igual que tu, solo tuve una pareja.

Eso debía ser otra mentira. Espera. ¿Al igual que yo?.

- ¿Y tu cómo sabes que tuve una sola pareja?

- Rebbeca, no me digas que lo has olvidado.

- olvidar... ¿Qué?

- ¿Es en serio? ¡Era yo! ¡No puedo creer que de verdad lo hayas olvidado!

Lo miré con asombro e incredula ante sus palabras. - claro que no.

- Si. En aquel tiempo me llamaban monedita por ser rico, grosero pero ñoño. De esos niños que se la dan demasiado pero al momento de la lucha salía corriendo. Un dia tu me defendiste y al mes estabamos saliendo.

- A él le decian monedita de oro porque era un hijo de mami y papi y-... - me interrumpí a mi misma cuando me di cuenta de lo que el acababa de decir. - No puede ser... te lo debieron haber contado.

- No me lo contaron. Era yo. Terminamos porque tuve que volver a Francia. Y volvi a los 3 años. No volvi a verte hasta que entraste en el colegio.

Me quedé hundida en mis propios pensamientos. Entonces él habló

- Eres realmente tonta...

- ¡Oye! ¿A que viene ese comentario? - casi grité, indignada.

- lo siento, pero es que no puedo creer que te hayas tropezado con tu propio pie cuando me empezaba a emocionar. ¡En serio!

- No fué de mi propio pie, ¡era un doblez de la manta!

- ¡Eso es más tonto todavía! Es que me estaba empezando a subir la sangre en la cabeza. Estoy decepcionado, me bajaste de la nube en tres segundos.

Reí con una disimulada risa de descaro. - nadie te mando a detenerte esta mañana. Es el karma, Louise, karma; por dejarme con las ganas tambien. - entonces vi sus ojos abrirse por completo y mirarme con sorpresa.

- ¿Ganas? ¿Te dejé con... las ganas?

No me digan que no se lo imaginaba.

- Juraba que estabas asustada y que lo que más querías era que pararamos.

- ¿asustada? ¿Por qué lo dices?

- Bueno... estabas temblando un poco, tu respiración era forzada y sentia tu corazon a una velocidad inhumana... ah, ¡no me digas que era un ataque!

- De hecho no. No era un ataque. Era emoción y adrenalina. Te detesto. Eres demasiado malo.

- aja... lo siento. - se disculpó con una sonrisa un poco avergonzada. - como sea. - sacó el mp4 y lo encendio. Empezó al instante una melodia viva y fuerte.

- Esto es...

- Chopin...te dije que traia tu música favorita.

Lo miré con la cara de perrito más adorable y suplicante que podia poner. - Louise... ¿me lo regalarías?

Si el cielo fuera carmesí. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora