Me está carcomiendo la curiosidad

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Me interrumpió de repente. - Rebbeca... - y me besó en la mejilla.

- ¿Te ocurrió algo? - dude un poco.

- No, - me respondió - es solo que... me he dado cuenta de que no puedo si quiera imaginar un dia sin ti. Te extrañé un montón.

- ¿Qué te dió a comer Daniel? - me burlé de él. Pero a él no le hizo gracia. Separó su pecho de mi cara, se inclinó hasta llegar a mi altura, y me besó. Fué el beso más único que haya recibido jamas, y no es que haya besado a muchos ni mucho. Podia sentir la pasión y la ternura con la que me besaba a la vez, y yo mareandome, aguantando con fuerza para no caerme.

No aguardé mucho tiempo. Le correspondí con la misma dulzura con la que él me besaba. Sus manos se deslizaron suavemente hasta mi cabeza, y empezaron a acariciar mis cabellos. Cuando hizo eso, me quería morir. No era yo, yo sentía que estaba flotando. Ojalá eso nunca acabase...

Se separó de mi de golpe.

- Lo siento... - parecía nervioso. - lo siento, Rebbeca. A pesar de que no soportas que te toque, hice-...

- No... -lo interrumpí. Su voz se escuchaba entrecortada y triste. En serio, ¿qué le dieron a comer? Entonces... empezó a llorar. Espera, ¡¿está llorando?! Núnca lo había visto asi. - Louise...

-Rebbeca, tengo miedo. Miedo a que nunca superes esto y tenga que apartarme de ti. No quiero irme nunca de tu lado porque entonces me moriría. - dijo entre sollozos. Siguió sollozando y llorando con una pena terrible. Estaba sorprendida por aquella declaración, no sabía que me quisiera tanto.

- Louise... - puse mi mano en su cabeza y alboroté con dulzura su cabello perfectamente peinado hacia la izquierda. - no sé por qué me dices todo esto... pero... no debes tener miedo. Si nunca llego a aceptarte, me obligaré a hacerlo.

- Es que no quiero hacerte daño.

- De todos modos... creo que estoy mejorando. - intente animarlo. - Solo llegué a marearme, no temblé, ni sentí nauseas... - entonces hice el esfuerzo para abrazarlo. Me pegué a Louise, y cuando lo hice, sentí como se tensaron sus musculos. Lo abracé con fuerza y el se quedó inmóvil... no pude evitarlo, se me escapó un suspiro tenso, entonces él me separó de él.

- Para, te haces daño.

- Louise... es un poco atrevido, pero por favor, duerme conmigo una vez más. - me miró con los ojos bien abiertos, pero asintió. Para ser sincera, pensé que se negaría. Esa noche no cenamos, nos entramos al baño, nos duchamos y nos pusimos las pijamas, obviamente no juntos. Entramos a la cama y nos acostamos de espaldas. Pasaron unos 30 minutos en completo silencio. - Louise...

Gruñó con un poco de pezades.- ¿m...?

- ¿Estás despierto?

- No he podido dormir...

- Oye... ¿Qué crees que pase si no supero mi trauma nunca? ¿Me quedaré sola? - no me respondió. Solo se escuchaba un gran silencio.- ¿Louise...? - me volteé para verle y me encontré con sus ojos brillantes mirandome. - oye... ¿cuando te volteaste?

- No tiene demasiada importancia. -me contestó indiferente.

Terminé de girarme por completo para finalmente quedar cara a cara con el. - respóndeme...

- Probablemente...

- Sabes... esperaba un "no te dejaria sola". Me acabas de decepcionar.

Sonrió un poco desanimado. - no podria quedarme a tu lado si tu no me quieres. No sería capaz de hacerte sufrir.

- Me harías sufrir si te vas. - intenté llevarle la contraria.

Si el cielo fuera carmesí. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora