Capítulo 2

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Al día siguiente Simon ya había hecho su parte del trabajo, sin embargo, también tenía otros trabajos pendientes.

Ahora estaba a punto de acabar la clase de estadística.

La campana sonó y las personas empezaron a salir, pero él alcanzó a Oliver y a Steve que apenas se paraban de sus asientos.

—Hey chicos ¿Ya tienen la parte de su trabajo? Yo ya acabe —dijo Simon.

—Ah! No, pero mañana te la entrego —dijo Oliver volteando a la izquierda y como si minimizara el asunto.

—¡Sí! —dijo Steve tratando de dar a entender lo mismo—. Vámonos amigo —volteó a ver a Oliver y lo apuró.

Y luego se fueron.

Al día siguiente, en el mismo escenario.

Sonó la campana y Simon los alcanzó antes de salir por la puerta.

—¿Ya hicieron su parte del trabajo? —les dijo.

—Noo, ¡mañana! —dijo Oliver, refiriéndose a que se la entregaría.

Se fueron rápidamente y Harriet llegó a donde estaba Simon.

—Yo ya la terminé —le dijo ella.

—Muy bien, ¿podrías traerla impresa mañana? —le dijo amablemente.

—¡Sí! —dijo en tono alegre y luego se fue.

Al día siguiente Simon ya había hecho la parte del trabajo de Oliver y Steve. Sin embargo se le estaban conflictuando, ya que aún contaba con los otros trabajos que tenía pendientes.

Y ahora se encontraba en la misma clase.

«Les dejaré hacer las referencias bibliográficas —pensó Simon—. Es algo tan fácil que no pueden no hacerlo».

La gente empezó a salir y cuando Oliver y Steve estaban a un metro frente a la puerta, los alcanzó.

—¡Chicos! —dijo Simon.

—Ah... —dijo Oliver.

—Ya hize sus partes del trabajo —interrumpió Oliver—. Solo quiero que me manden las referencias bibliográficas.

—Está bien ¡Te las mandaré por mensaje! —dijo Oliver.

—Sí, ¡te las mando con él! —dijo Steve apurado.

Ellos salieron y Harriet se le juntó a Simon. Ella traía algunas hojas blancas en su mano.

—Aquí tienes mi parte del trabajo —le dió las hojas.

—Gracias Harriet —sonrió y agarró las hojas.

—¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte?

—No, así está bien Harriet —dijo Simon.

Era la tarde, Simon estaba en el dormitorio, en su escritorio, frente a su computadora y estaba haciendo algunos trabajos. Cuando de repente se acordó de algo.

—¡No tiene mi número!

Al día siguiente Simon estaba en su asiento, en la clase de estadística que acababa de empezar. Él ya tenía todo el trabajo hecho.

—Les diré el nombre de un integrante de su equipo ¡Para que me vayan entregando el ensayo! —habló el profesor Western, que estaba en su escritorio.

Luego de un rato de que casi todos los equipos pasaron y él revisó sus ensayos, el profesor volvió a hablar.

—Simon, tu equipo.

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