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Capítulo 4

—¡Bien! Hoy serán las audiciones, para saber que papel tienen en la obra —dijo el profesor George.

«¿¡Qué!?», pensó Simon.

—Bien, ¡empezemos contigo Carla! —dijo el profesor, dirigiéndose a una alumna.

Ella se paró y fue al escenario, donde empezó a hacer un número de malabares.

«¿¡Ahora qué haré!? Ahhh tonto Simon, no me dijo sobre esto», pensó.

—Muy bien Carla, tu harás las acrobacias en la obra —dijo el profesor.

Simon fue interrumpido en sus pensamientos por lo que a continuación dijo el profesor.

—Ahora vas tú, Ema.

Simon volteó hacia arriba y se percató de que Ema estaba en el lado izquierdo, cuando se paró. Ella fue al escenario, el profesor se calló y alguien prendió un reflector sobre ella.

—¡Oh, no! —dijo Ema y se tiró al suelo mientras se cubría la cara con su mano derecha—. ¡Esto ya no tiene remedio! Tú y yo somos muy diferentes —le empezaron a salir las lágrimas—. Y aún si quieres pasar los baches de la vida con alguien ¡Debería ser con alguien más bonita! ¡No! —aparta a alguien invisible con sus dos manos— ¡Es mejor así! Porque aunque estés cegado ahorita, yo no quiero hacerte infeliz —Se paró y corrió hacia el lado derecho, atrás del escenario.

Todos empezaron a aplaudir y luego Ema volvió a salir al escenario.

—Fantástico —dijo el profesor aplaudiendo.

«Wow», pensó Simon mientras parecía que sus ojos brillaban.

Ema dio una reverencia al público y luego fue a sentarse.

Por otro lado, el verdadero Simon estaba en su habitación y alguien abrió la puerta. Era Diego que estaba distraído, volteó para cerrar la puerta y luego volteó hacia él.

—¿¡Qué haces aquí!? —dijo Diego espantado—. Oliver ¡Estás en la laptop de Simon para ver si encuentras algo para molestarlo! ¡Fuera!

—¿Q-qué? —dijo Oliver y luego se dió cuenta de la situación—. ¡Ah! ¡No es lo que crees Diego!

—¿A qué te refieres?

—Y-yo, n-no quiero arruinar a Simon es solo que lo estoy ayudando con su tarea ¡Sí!

—Tú, ayudar con su tarea a Simon, si claro —Diego fingió entender y recargó sus manos en su cadera—. ¡Fuera de aquí!

—¡Ah! Sí ¡Ya me voy! —dijo Oliver entre indignado y un poco asustado.

El falso Oliver se llevó la laptop entre las manos mientras salía del cuarto y antes de cerrar la puerta, Diego se dió cuenta.

—¡Trae esa laptop para acá! —dijo Diego.

—¡Ah! —se fue corriendo por el pasillo del dormitorio.

Por otro lado en el club de teatro.

—Simon, te toca pasar —dijo el profesor.

«¿Quién, yo?», pensó el falso Simon.

Simon se dirigió con temor hacia el escenario, hasta que llegó en medio.

—¿Harás la presentación que me dijiste de baile, no? —le dijo el profesor—. Pongan la música —le dijo a alguien de la cabina que estaba en la pared, atrás de las gradas.

La música apenas empezaba cuando Simon interrumpió.

—Profesor, creo que no podré hacer la presentación de baile... —agachó la cabeza y se tocó la nuca.