Capítulo 10

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Isla alzó la cabeza y lo vió.

—Ah —dijo él y volteó hacia la derecha—. Te llevaré a tu casa —dijo algo avergonzado.

—¿Tan pronto? —Isla hizo cara de sorpresa y puso su dedo índice en su boca.

—Mira ¡Ya anocheció! —levantó su brazo derecho hacia el cielo.

—Jajaja está bien Oliver —dijo riendo—. Vamos a donde tú digas —dijo ingenuamente—. Oye —sonrió—. ¿Me pasas tu número?

—Oh, sí —dijo algo nervioso.

Y sólo le dió su número original.

Luego de eso subieron a "su" auto la llevó hasta los dormitorios y él se fue a los suyos.

Regresando al cuarto de Ema.
Oliver en Simon, había aprendido y también había estado jugando los juegos en línea que Ema le enseñó.

—¡Ah! ¡Que buen juego! —dijo él.

—Te lo dije, que te gustarían —dijo Ema.

Luego ambos se pararon y salieron de su dormitorio, y recorrieron el pasillo hasta que llegaron a la entrada de los dormitorios, la cual estaba dividida en dos y era de cristal.

—Oye... Pásame tu número —le dijo él.

Ema le dió su número y él sólo le dió el suyo, y no el de Simon.

—¿Estudiamos el lunes a las 6?

—Sí... Está bien —dijo Ema.

—Acompáñame hasta mi dormitorio —dijo Oliver en Simon.

—¡Eres hombre! Ve tú solo —dijo Ema y frunció un poco el ceño.

«Me regresaría yo sola», pensó Ema.

"Simon" frunció el ceño y entrecerró los ojos.

—Luego vendría yo a traerte hasta acá —dijo él.

Ema se rio, no le encontró sentido a eso y pensó que era una broma.

—Buenas noches Simon —dijo Ema.

Él se extraño, ninguna chica en la universidad se había negado a algo de él y puso una expresión neutral.

—Adiós —dijo él, enseguida se volteó, abrió la puerta y casi puso los ojos en blanco.

Al día siguiente. Oliver que estaba en Simon, fue a buscar al Simon original, ya que él le había mandado un mensaje diciéndole que viniera para darle las tareas que tenía que entregar.

Y tocó a su puerta. Simon que estaba en el cuerpo de Oliver, salió con muchas hojas en la mano, él se había desvelado hasta las 5 a.m haciendo sus trabajos.

«Me alegra que si llegaras y que llegaras temprano», pensó el Simon original.

—Ya llegaste —dijo Simon en Oliver.

—Si, porque tú me lo pediste —dijo algo fastidiado y seriamente.

—Ten —le ofreció las hojas.

El Oliver original, se sorprendió.

—¿Hiciste los trabajos de toda la semana?

Simon en Oliver se mostró confundido.

—No, solo son los de mañana.

—¿¡Qué!? Sabía que había cosas que hacer, pero esto es demasiado.

—Es porque detallo nuestros trabajos —cerró los ojos y cruzó los brazos—. ¿Y tú cuando me vas a mandar tu tarea? Ya te envié lo que dijeron que tienes que hacer.

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