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Capítulo 5

Oliver y Steve salieron al estacionamiento del campus que estaba algo cerca del dormitorio para hombres.

Ya había oscurecido, eran las 8 de la noche y caminaron hasta que llegaron a un metro del auto lujoso de Oliver, el cual era deportivo y descapotable, de color naranja con flamas amarillas en la mitad de arriba.

El ahora Oliver con mucha emoción presionó un botón de las llaves y el auto se encendió, haciendo un sonido. Oliver y Steve se acercaron al auto.

—¿Entramos? —dijo Oliver fingiendo hablar elegante, se sentía emocionado y sonrió.

—Aún hay que esperar a Max —dijo Steve y luego se recargo en el lado derecho del carro.

Oliver puso una expresión neutral, esperaron 4 minutos y luego vieron a Max desde lejos.

—Hey —dijo Max y caminó hacia ellos, saludándolos.

Luego los tres se metieron al auto, con Max atrás.

Oliver encendió el auto y empezó a arrancar.

«Se siente genial ser tú en esta parte, Oliver».

—Ay ¿Saben qué chicos? Se ve algo oscuro, me podrían decir dónde es el camino?

—Que extraño que lo olvides Oliver, si hasta borracho te haz ido de ahí —dijo Steve y luego hizo hacia la izquierda con su mano contraria—. Es por ahí...

Luego de que le indicaron como llegar, se estacionaron afuera de una casa con techo rectangular, azul claro, la construcción se veía moderna y se estacionaron afuera de una cerca de color blanco.

Por otro lado, Simon iba entrando en su ahora dormitorio, se encontró a Diego en su cama y pasó a sentarse frente a la computadora sin saludarlo.

—Simon ¿Qué vas a hacer? —le dijo Diego sonriendo—. Por cierto en la tarde estuvo Oliver buscando algo en tu laptop.

—Ah, sí, está bien —dijo desinteresado.

—¿Está bien? —dijo sorprendido.

—Sí, estamos amm, haciendo un proyecto juntos —se acordó, en simulación.

Diego se sintió extrañado, el ahora Simon no era muy convincente poniendo excusas.

—Y respondiendo a tu pregunta, voy a ver películas —continuó diciendo y dijo serio mientras abría un buscador web.

—¿Tan rápido acabaste tus tareas? —dijo Diego sorprendido.

—¿Tareas? Ni siquiera las he empezado —se estiró un poco recargándose en sus dos brazos.

Diego se mostró extrañado.

Volviendo afuera de la fiesta, Oliver y sus amigos bajaron del auto y entraron por la puerta del patio trasero, Oliver sentía ansiedad y miedo, en especial porque no sabía como lo iban a tratar las personas.

Pasaron rodeando una piscina mediana rectangular, caminando por el pasto, hasta el otro extremo de la piscina donde había 2 chicos y una chica rubia, en una mesa alta, redonda y estaban sentados.

—Hola ¡Oliver! —le dijo la rubia con naturalidad.

Steve y Max empezaron a saludar a los chicos.

—¡Hola! —dijo Oliver.

—¡Oliver! ¿Como estás? —dijo el último chico de la mesa.

—¡Bien! ¿Y tú?

«Que extraño que pregunte», pensó el chico de la mesa.

—Bien, gracias —dijo el chico.

Después de saludar al otro chico, caminó con su grupo de amigos dirigiéndose a donde estaban dos chicas y dos chicos, parados entre la casa de Tommi y la piscina.