12. -El secreto-

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Tess Miller :

En mitad de la noche decidí salir de mi casa en busca de Constance para pedirle que me perdone por todo lo que dije. Y para no permitir que ella y el idiota de mi hermano tengan algún tipo de cercanía.

Caminé casi corriendo, lo más rápido posible, pero estaba muy oscuro y no lograba diferenciar unas casas de otras.

Miraba por las ventanas pero todo estaba apagado, temía perderme y terminar pidiendo disculpas en la casa equivocada.

Sentí el frío de la noche recorrer mi cuello, y con las manos encrucijadas apunté a la casa que deseaba sea de la chica que estaba buscando.

Sabía que tocar la puerta era peligroso, probablemente su madre me retaría y llevaría de regreso a mi casa con mis padres. Me iría peor de lo planeado.

—Ay Constance. Lo que me haces hacer—refunfuñé entre dientes.

Todas las casa de ese pueblo era exactamente iguales, así que las habitaciones estaban ubicadas para el lado trasero, y una de ellas era de la pelirroja menor, por ser la menor su habitación era la más pequeña. Sencillo de diferenciar.

Rodeé la casa con los nervios de punta, haciendo el menor ruido con mis pies.

Pero de pronto, oí unos pasitos entrando al bosque, con rapidez giré la cabeza para ver quién era.

Para mí sopresa, mi prima Hannah Miller estaba entrando a dicho lugar, con una capa sobre su cabeza para evitar que la reconozcan, fue tan despistada que ni siquiera me notó y eso que estaba algo descubierta en el camino.

—Pero—susurré confundida.

Abandoné la idea principal de buscar a Constance. La intriga por mi prima me consumió, entonces decidí perseguirla para averiguar qué estaba por hacer.

Hannah estaba caminando muy rápido, su punto de llegada estaba muy lejos del pueblo, casi al centro del bosque.

—Mierda—maldije cuando sentí una rama clavarse en uno de mis brazos.

Al parecer ella escuchó algo de mi queja, giró en su propio eje, pero con más rapidez me oculte detrás de un árbol, evitando que me descubriera.

Miller volvió a su camino, sin volver a girar.
Mientras yo intenté quitarme la ramita del brazo, estaba muy clavada que me causaba tremendo dolor.

Pensé en regresar a casa, porque tal vez Hannah había sido enviada por su madre al bosque para buscar medicina natural.

Y luego pensé que nadie en su sano juiciosa enviaría a sus hijos a la mitad de la noche al bosque, y menos sin compañía de absolutamente nadie.

Aproveché que empezó a correr para apresurar el paso y que ni siquiera pudiese sentir mi presencia, me escondía detrás de casa árbol en mi camino.

Hasta que por fin llegamos al que parecía ser su punto de encuentro con alguien.

Porque si, algo me decía que Hannah se iba a ver con alguien.

En ese punto en medio de los árboles había una pequeña fogata con muchas ramas, y alrededor de esta unos troncos de árboles para que dos personas puedan sentarse.

Hannah dejó caer su capa que le cubría la cabeza mientras corría, y de los arbustos salió nada más y nada menos que Sarah Fier.

—¡Viniste!—la pelinegra expresó su emoción—Creí que te habías arrepentido.

Hannah corrió con los brazos abiertos hacia la otra chica, y me congeló cuando la tomó de las mejillas para acercarla a sus labios y besarla como si no la hubiese visto en años.

—Esperé que mis padres quedarán completamente dormidos—sonrió la rubia—Estaba impaciente por verte.

Mi cabeza tardó en procesar todo aquella información. Sarah Fier y Hannah Miller se estaban encontrando como pareja a escondidas de todos.

Por eso la obsesión de Hannah en verse bien cuando tenía que ver a sus amigos, al principio creí que era por Isaac, pero Sarah también tenía actitudes raras frente a Hannah.

Estaba tan confundida, y más porque a través de ellas, me veía a Constance y a mí, así me sentía con la pelirroja, que debía escondernos de todos para no sentir culpa.

—Encontré un pueblo no muy lejos de aquí—contó Fier—Podemos irnos...

—No, Sarah—la interrumpió Miller—No podemos irnos ahora, y menos así.

—Nadie nos va a conocer, diremos que somos familia—siguió la pelinegra—Viviremos nuestro amor a puerta cerrada, sin que nadie sepa nada de nosotras.

—Nos buscarán—la rubi a intentó hacerla entrar en razón—Y nos matarán.

En su momento romántico, otros pasitos se escucharon entre los arbustos, de la misma manera que cuando estaba esta tarde junto a Constance.

Ellas giraron por la sorpresa, pero en su dirección no había nadie, al contrario, la persona que parecía estar vigilandolas corrió por cerca mío, unos segundos antes y podía averiguar de quién se trataba.

—¿Quién está ahí?—preguntaron ambas.

Diablos.

Esa persona no era la única que había estado allí, yo también lo estaba y ahora ellas lo sentían.

—Es mejor que regresemos Hannah—ordenó Fier.

Las chicas apagaron la fogata, recogieron sus cosas, se tomaron de las manos y salieron corriendo del lugar, mientras yo presenciaba todo en medio de un árbol con el brazo lastimado.

—¿Por qué ocultar esto?—me pregunté a mi misma.

Si Hannah y Sarah se amaban porque debían sentirse con la obligación de ocultar su amor.

Para no quedarme sola fuí detrás de ellas, y el camino de regreso fue mucho más corto, las ví besarse por última vez y entrar a sus casas.

Mi mente me pedía buscar a Constance y disculparme, eso estaba por hacer, Miller y Fier me dieron la confianza suficiente para hacerlo.

Caminé con mayor rapidez a casa de la pelirroja, cuando estuve frente a su ventana y lista para tocarla y despertarla, una mano se posó en mi hombro haciéndome saltar del susto.

—¿Qué haces aquí?—Álvaro me jaloneo del brazo—¿Por qué saliste de casa?.

—Necesitaba hacer algo.

—¿A la medía noche?. ¿En la casa de los Berman?.

—Mis asuntos no son de tu incumbencia.

La mano de Álvaro abofeteo mi mejilla de una cachetada.

—Las mujeres se ven mucho más lindas y atractivas cuando mantienen la boca cerrada—susurró en mi oído después de pegarme—Se lo diré a padre, que eres una mujer sucia que le gusta salir en las noches.

A punta de jalones me llevo de regreso a casa, sin darme la oportunidad de hablar con mi pelirroja.

Lessa_✨

Sin Tu Amor - Constance Berman y Tú (Fear Street 1666).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora