14. -Otro cambio-

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Tess Miller :

Pasé toda la noche/madrugada despierta, el dolor de mis heridas no era capaz de dejarme dormir o pegar los ojos, un ardor muy intenso y desesperación por correr a cualquier dirección.

Si no fuese por esa acción, no me habría dado cuenta que mi maldito hermano colocó un candado en la puerta de mi habitación, lo escuché y además intenté salir al baño pero fue imposible.

—¡DESPIERTA IDIOTA!—Álvaro resonó la puerta con un fuerte golpe.

Me puse de pie rápidamente, mientras esperaba que la puerta terminase de abrirse por completo y dejar que mi hermano entre.

—¡Tienes que ayudar a mamá con el desayuno!—me ordenó una vez que estuvo dentro—Cámbiate ahora que pareces huérfana y pordiosera.

La risa irritante que soltó me provocaba matarlo de un golpe.

Me cambié nuevamente de prendas, pero está vez más rápido, me ví en el espejo todavía llena de marcas y golpes recientes.

Acabé y salí directamente al comedor para brindarle ayuda a mi madre como lo hacía todas las mañanas durante todo el día.

—Por fin despiertas—bufó mi padre cuando nos cruzamos de pasos a la cocina—¿Por qué no te desapareciste esos moretones?—me regañó.

Lo ví como incrédula, ¿Era tan imbécil como para darse cuenta que sus malditos golpes fueron los causantes de los moretones y que es casi imposible borrarlos de un día para otro?.

—Me dormí y no pude salir de mi habitación para acabar de limpiarme—le respondí viéndolo a los ojos—Lo siento.

Mandé mi mirada hacia mi madre, ella me veía con miedo y culpa, mientras que mis dos hermanos estaban sentados en el comedor esperando el desayuno.

—Papá, ¿Qué hizo Tess para tener esos golpes en la cara?—cuestionó mi hermano menor—Tess, ¿acaso has tenido una pelea con alguien?.

—Esos golpes fueron causas de sus berrinches y desfachatezes—la palabra de mi progenitor en casa era como la palabra del mismo Dios. Nadie lo cuestionaba o lo desafiaba, simplemente lo obedecían sin decir nada.

—Ayúdame a servir—ordenó mi madre.

La ayudé, servimos todo, ayudé a limpiar toda la casa con rapidez, y me dispuse a suplicar mi primera petición del día.

—Porfavor mamá, solo quiero tomar aire—ella me vió no tan convencida.

Pero aceptó después de casi arrodillarme ante ella, mi desesperación aumentó cuando Álvaro dijo ir a buscar conversación en la casa de Constance.

En el camino a la casa de los Berman, todas las personas me veían raro, casi escuchaba los murmullos en mis propios oídos, nadie se quería acercar a mi.

¿Acaso tengo una enfermedad grave?.

No les presté mucha atención, lo poco que me faltaba por llegar a mi destino ya lo había alcanzado, entonces no dude dos veces y esconderme trás los arbustos del jardín para que nadie me viera.

—Tienes unos ojos preciosos—escuché como él estúpido de mi hermano halagaba a mi chica, digo a Constance—Y tu cabello es perfecto para verlo cada día en las mañanas.

La joven daba a notar su incomodidad, obviamente quería salir corriendo lejos de mi hermano.

—Tengo que ayudar en casa, no tengo tiempo para perder—se excusó la pelirroja—Hasta luego.

Constance entró casi corriendo a su casa y le cerró la puerta en la cara de Álvaro, el jóven desgraciado salió del lugar indignado, mientras yo veía como sacar a la pelirroja de su casa o poder hablar con ella.

Rodeé su casa como la noche anterior, a través de la ventana de su habitación observé casualmente a su hermana Abigail, quién arreglaba ese lugar, así que seguí intentando por otras ventanas sin éxito alguno, sin querer y después de dar tremendas vueltas llegué a la puerta de la casa, sin perder otro segundo llamé a la puerta.

—Señorita Miller—la madre de las Berman abrió, ella me veía sorprendida—¿Qué haces aquí niña?.

Arrugue la frente, no sabía el porque del trato de la mujer, nunca le había hecho algo malo a ella o a su familia.

—Buenos días señora Berman—sonreí—¿Constance está en casa?.

—Ella no está—respondió muy cortante.

En otra ocasión me habría ido sin rechistar, pero yo ví a la muchacha estar en allí, no era posible que se haya ido sin que yo la hubiese visto.

—Pero yo ví a...

—Niña será mejor que te vayas, no quiero que mi hija esté cerca de alguien como tú—la señora cerró la puerta de un gran golpe.

Me dejó pensando, ¿qué hice para que me trate así?.

Decidí irme por dónde regresé, tal vez la madre de Constance vió mis golpes en el rostro y por eso no quiere que vea a su hija.

Tal y como antes la gente del pueblo me veía raro, y seguían murmurando acerca de mi, entre ellos me encontré a Lizzie, ella se me acercó y me llevó detrás de una casa donde nadie nos veía.

—¿Qué sucede?—le pregunté

—Todos en el pueblo dicen que te han visto en mitad de la noche, y haces cosas indebidas en el bosque—me confesó—Y por tus golpes en el rostro creen que el diablo te acompaña.

—Todo eso es mentira, salí en la noche para buscar a Constance y hablar con ella, y los golpes son culpa de mi padre—le expliqué.

—Además te vinculan con Sarah—la forma en la que lo dijo fue tan tétrica—Ella tiene una reputación pésima, siempre va al bosque y sale más rara de lo normal.

—Nunca ví a Sarah, no salí para verla a ella. Ya te dije para que salí.

—No importa lo que digas, nadie te va a creer, te has llevado la peor de las reputaciones del mundo—se lamentó.

—¿Tú tampoco me crees?.

Lizzie bajó la mirada y se quedó en silencio.

Eso significaba que ella tampoco confiaba en mí.

—Mi madre no puede enterarse de esto. Cómo te dije nadie quiere que estés cerca de sus familias.

Luego de lo dicho Lizzie se fué, y me dejó pensando miles de estupideces, y quiénes o quién habría sido el responsable de esos rumores contra mi.

Alguien más me vió, y alguien más vió a Sarah esa noche.

Lessa_✨

Sin Tu Amor - Constance Berman y Tú (Fear Street 1666).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora