1. El lobo que halla al conejo lunar

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"Hay tantas estrellas a mi alrededor y aun con ello, me siento tan sola"

La luna no deja de lamentarse en el cielo. El pequeño conejo en la tierra, con sus largas orejas caídas siente tristeza por la soledad de la luna.

"¿Por qué no tienes un amigo?" Pregunta el conejo de orejas caídas.

"Porque nadie quiere venir a estar conmigo." Responde la luna.

" ¡Yo seré tu amigo! ¡Podemos ser felices así!" Exclama el conejo de orejas caídas.

"¿De verdad lo harías? ¿No tienes a nadie que te ame?"

La luna está sorprendida ¡Un conejo! La criatura que todos en la tierra aman está dispuesta a alejarse para ser su amiga. Para habitar en su órbita.

"Hay mucha gente, pero me siento muy solo... Hasta que llega la noche y hablamos sin parar. Eres, en realidad, mi única familia ¿Por qué no habría de querer estar contigo?"

El conejo de orejas caídas estira sus pequeñas patas delanteras hacia la luz fuerte y blanca que hace caer el color cobrizo de su pelaje.

"Si eso es así ¡Seré yo quien te ame! Cómo nadie lo había hecho."

El conejo de orejas caídas nota que, en la luna, sus saltos son más grandes, sus orejas flotan y su pelaje ahora blanco se esponja. Cuchichea y salta sobre la luna, los demás animales lo miran a lo lejos. Se vuelve el tema de cada noche como la luna llevó a un conejo y ni siquiera en sus momentos de oscuridad, se la escuchó llorar de nuevo.

Riendo sin parar por la pequeña criatura que no deja de saltar y quererla.

Cierra el libro tapa dura y mira la portada. Sus enormes ojos brillantes por la historia que ha leído cientos de veces. Se levanta de la cama, la cola de pelaje esponjoso se agita de un lado a otro. Deja el libro en la cama y va hacia la ventana. No puede llegar a ella por lo bajito que es. Admira la luna en el cielo. Redonda y blanca que ilumina ligeramente a su alrededor.

—Luna, también quiero un conejo ¿Por qué no me lo das? Te prometo que aullaré todas las noches—Recuesta la mejilla—. ¡Y te haré dibujos bonitos todos los días! Por favor... No quiero seguir solo.

El chillido perruno y las orejas caídas acompañan los sollozos infantiles. La puerta del pequeño cuarto se abre.

—Jungkook, silencio ¿Que dijimos de estar chillando?

Regresa a su cama, escondiéndose entre las sábanas. Sus orejas plegadas a su cabeza y la cola metida entre sus piernas. Abraza el libro y la puerta es cerrada de nuevo. Enciende su linterna releer el pequeño cuento: El conejo lunar.

~ * * * ~

—M-me prometió que podría-

—No puedo prometer las reglas. Lo siento Jimin, pero las cosas funcionan así.

Casi cae de cara por el montón de libros en sus brazos. La puerta cerrada en su nariz y la bibliotecaria se aleja. Da un suspiro decepcionado y empieza a caminar por la enorme biblioteca universitaria para colocar los libros en su lugar. Estuvo tentado a quedarse con uno referente a la literatura realista.

Lo coloca en su lugar. No necesita problemas. Se hace atrás el cabello y acomoda la larga oreja sobre su hombro. Tener orejas caídas no es precisamente funcional. Sobre todo, las suyas que son de pelaje esponjoso y blanco. Ser un beastman de conejo mini loop trae mil complicaciones. Desde su estatura, que sus orejas son largas hacia abajo; se esponja de solo respirar y le da hambre a cada dos minutos.

Bunny Moon || VMinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora