-celo alfa-

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Jayce era un alfa muy extraño, se decía Viktor mientras acariciaba la cabellera de su novio con cuidado. Era extraño porque por cada estación su celo era diferente.

En primavera, solía ser tranquilo, los besos se derretían en su boca como miel. Era como tener un gran felino en cautiverio con él , pesado, caliente y que comía sin preocupación o prisa. A veces era desesperante, pero cálido, le decía palabras muy dulces al oído y lo preparaba a conciencia, haciéndolo dudar a veces si estaba en celo. Le dejaba marcas en todo el cuerpo, haciendo que se cubriera mucho, eso lo frustraba pues comenzaba a hacer calor y no podía estar muy fresco como quisiera.

En verano, Jayce era muy refrescante, lo veía sonreír más que en cualquier estación, y eso le hacía sonreír a él mismo. Era como una brisa fresca que entraba por la ventana, era muy espontáneo, algunas vez su celo llegaba en el momento más inoportuno, y se dejaba hacer en el lugar en el que Jayce decidiera. Aunque odiaba cuando lo tomaba en la fragua de la familia Talis, el lugar era demasiado caluroso en verano... aunque el olor de su alfa se intensificaba en ese lugar.

En otoño, su socio era más taciturno, casi melancólico, pues odiaba los tiempos fríos, la llegada del invierno a la vuelta de la esquina era un constante recuerdo de su pasado perdido en aquella tempestad. En esos meses, su alfa lo tomaba con tanto cariño y de forma tan profunda que lo hacía perder la respiración por contenerse en aquellas profundas estocadas. La mirada de Jayce le quemaba el alma, con el amor y preocupación que solo las personas destinadas podrían comprender; era como si Jayce temiera que él desapareciera, que su única ancla en esas tierras, en esa vida se esfumara para siempre.

En invierno, a pesar de ser triste para su amado, la parte omega de Viktor se regocijaba en los celos; Jayce estaba desesperado por llenarlo, como si al entrar en el, restregarse en su cuerpo, le quitara ese frío que le calaba en los huesos. El se sentía satisfecho de poder darle ese alivio a su pareja, esa calma que tanto parecía buscar en esa época del año.

—Viktor...

Despertó de su reflexión, al sentir como el otro movía sus manos buscando su cuerpo de nuevo. Sonrió de lado. Cualquiera que fuera la estación, Jayce seguía sintiendo y necesitando de igual manera, y él simplemente no podía negarse a ese placer. 

*Imagen por Silvery

-OMEGACEMBER- Jayce/ViktorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora