-bozal-

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Hay una autora que me cae gorda porque nunca va al día, esa autora soy io...

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Viktor caminó lo más rápido que pudo con un bebé Adrien de cuatro meses en brazos y su bastón en el otro. Adrien era un niño perfecto en toda la extensión de la palabra, no es por ser su padre y ser un gran científico, pero cualquier cosa que hiciera salía perfecto.

Increíblemente después de tener al niño y de ese horrible parto, había mejorado bastante en su cansancio de los últimos meses. Pero lo que mayormente le movía ahora era la llamada de Vi en el teléfono.

Entró corriendo al ala médica del hospital de Piltover, ahí estaba Vi, con el martillo de su esposo y los guantes hextech a un lado. Caitlyn también se encontraba con ella, temblando un poco. El corazón le dio un vuelco.

—¡Vi!—Llamó él mientras se acercaba a las mujeres. —¿Dónde está Jayce? ¿Le pasó algo? ¿Está herido? ¿El...?

—Tranquilo, él está... bien. Algo pasó...

—Oh joven Viktor, justo a la persona que se necesita.

El Doctor de Zaun estaba ahí. Se limpiaba levemente una mano sangrienta, por lo que veía una mordida extraña.

—Será mejor que le entregue al niño a sus amigas, nos ayudarás a calmar a tu esposo.

Con rapidez, Caitlyn tomó en brazos a Adrien.

—Ve, lo llevaré con mamá y Elizabeth, estará bien.

—Yo me quedaré aquí, por cualquier cosa. — le dijo Vi mientras le tocaba el hombro.

Viktor miro a Caitlyn irse con su bebe en brazos y dio un leve asentimiento a Vi. Siguió al Doctor por la puerta de emergencias y caminaron un buen tramo, el tiempo parecía ir muy lento.

— Tu marido es un hombre muy intrépido.— comentó el Doctor mientras se detenía en una puerta y sacaba un expediente.— En su última aventura en Zaun se metió a un cuarto sin protección, solo el y su martillo, como si esa cosa fuera milagrosa...— siguió con un tono de sarcasmo.— Resumiéndolo así, tu alfa respiro una sustancia ilegal que estaba guardada en aquella habitación, es un estimulante afrodisiaco para alfas, muy potente. Creo que ya te imaginaras lo que tienes que hacer...— termino de decirle mientras le miraba serio sobre los lentes.

Viktor se sonrojo a más no poder pero suspiro cansado. Había pensado lo peor, pero solo tenía que entrar a... eso... y aquello. Bueno, podía hacer el sacrificio.

—Otra cosa, le hemos puesto un bozal, parece que... muerde a cualquiera que se le acerque lo suficiente, es natural en un alfa unido. Déjaselo por si acaso, por lo menos hasta que todo eso se le baje un poco. Toma, la llaves, te dejo entonces.

Le entrego dos llaves y así como lo trajo aquí, se fue. Tomó aire hondamente y lo soltó tranquilo antes de entrar.

—¿Jayce, cariño? —Le hablo mientras entraba a la habitación apenas iluminada por una pequeña parte de la ventana que tenía.

Algo se movió en la camilla y vio con un poco de preocupación y gracia a su fuerte esposo, en la cama amarrado y con el bozal en su lugar. Sus ojos que parecían apagados, comenzaron a brillar y dilatarse por la llegada de su omega, comenzó a removerse y decidió que entre más rápido terminan, más rápido podrían salir de ahí. Con cuidado quitó todos los candados con la segunda llave, algo en todo eso le pareció muy... caliente, pues comenzó a gotear un poco de lubricante, tal vez por el olor agobiante de las hormonas de su esposo, o la cosa del bozal o los candados. No lo sabia realmente pero no alcanzo a pensarlo mas, pues al quitar un candado de uno de los brazos, Jayce lo tomó y lo apretó contra sí, apretando su cara sobre el bozal.

—Tranquilo, te cuidare bien alfa, déjame liberar tu otro brazo...—le pidió Viktor agitado.

Cuando quito el último candado, deja caer todo pues su esposo lo empotró contra la cama y le bajó rápidamente los pantalones, dejó salir un gemido sorprendido. Su marido apretó el bozal contra su cuello, justo en la marca de unión que palpitaba por la cercanía de esos colmillos, pero solo obtuvo el aire caliente de los jadeos de Jayce, sin esperar mucho este último metió todo su duro miembro en él. Su espalda se arqueo por esa intromisión repentina.

No supo cuantos orgasmos tuvo Jayce, pero se sentía lleno dentro de él, ni siquiera podía saber si había tomado anticonceptivos... aunque realmente la idea de estar lleno con otro cachorro ahora mismo no le sonaba loco, pero era solo su instinto omega hablando por él. Suspirando complacido, Jayce se bajó de arriba de él y se desplomó aún lado de la cama. Con cuidado tomó las llaves que había recuperado del suelo y quitó el candado del bozal, era suficiente, Jayce había bajado su intensidad, además dudaba que le hiciera daño real.

—Oh dios... esa cosa no me dejaba... hablar.—dijo Jayce con voz ronca, asustando a su marido.

—Eres un tonto, ¿Cómo diablos te mentiste en esto?

—Hace rato no te quejaste, es más, podría jurar que... ouch— paró cuando sintió un golpe en su pecho.

—Y aun así tienes el descaro de burlarte, Talis.

—Yo... había niños ahí dentro. En la bodega, estaban traficando esa sustancia y... había unos niños ahí, yo... solo pensé que...

La mano cálida que antes lo golpeo, le acarició el brazo.

—Me case y uní a ti sabiendo cómo eres, es uno de los rasgos por los que me enamore de ti. Pero ahora tienes un hijo, me tienes a mi.

—Lo sé. —le contestó acariciando su mano.—¿Crees que extrañen ese bozal?

—Eres incorregible...—Sonrió Viktor.

*Imagen por fruity_monster

-OMEGACEMBER- Jayce/ViktorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora