-supresor-

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Caminaba incómodo por los pasillos. Fue un tonto al salir de su habitacion, haba sentido en su vientre algo extraño, y lo ignoro para poder presentarse a la academia. El era un omega defectuoso y sus celos nunca eran exactos, podía pasar por un beta fácilmente. Pero ahora se daba cuenta de las miradas confundidas de los demás, sabía que lo estaban oliendo ¿Donde podría esconderse?

—¿Viktor? ¿Eres tú?— Una voz conocida le habló.

Siguió caminando ignorando el llamado.

—¡Viktor!— le hablaron de nuevo tocándole el hombro.

Brinco asustado y sintió como algo bajaba por sus muslos, por favor, que las fisuras se lo tragaran.

—Aleksander, buenas tardes...—Dijo con un suspiro cansado.

—Hace tiempo que no nos veíamos, desde que el profesor Heimerdinger te hizo su ayudante, en vez de a mi.

Ah sí, Aleksander, el segundo mejor de la clase, sobrino de uno de los concejales. Había terminado muy mal la última vez que se habían visto... había dicho un par de cosas y él tuvo que aguantarse. Se sentía muy mal ahora mismo ¿Podría regresarle alguna de esas cosas hirientes con la excusa de su acertado celo?

—Oh parece que estás en problemas. ¿Eres un omega? —le pregunto con una sonrisa burlona.— Con razón siempre fuiste el primero en la clase... claro que un omega como tú podría estar de ramera con los profesores, siendo el sucio y tramposo zauni...

Viktor paró las palabras del otro con un golpe seco a la mandíbula, que el otro no esperaba y lo hizo caer confundido. Cuando el omega se dio cuenta de lo que hizo tomó su bastón fuertemente y corrió de ahí entre los alumnos de un salón que iban de salida. Escuchaba claramente al otro corriendo tras de él. En una esquina lo perdió y entró a los baños de ese pasillo.

Se encerró rápidamente en uno de los cuartos y se sentó para recuperar las fuerzas. El lubricante salía de una forma asquerosa de su cuerpo y el sudor por la carrera y el celo pegaba sus cabellos a su frente. Le dieron ganas de llorar, ¿Por qué se metía en esos problemas? Estaba solo y comenzó a soltar las lágrimas mientras se hacía un ovillo. A veces era muy difícil tratar de ser fuerte en ese lugar, la única felicidad que encontraba en esa escuela era la ciencia y sus descubrimientos, su pasión por el progreso era lo único que lo mantenía en ese lugar.

—Oye ¿Hay alguien ahí? ¿Pasa algo? Parece que estás en problemas...

Escucho la voz de alguien frente a la puerta del baño en el que estaba. Tapo su boca por un momento, luego se dio cuenta de lo estupido que era, pues de seguro el otro llevaba casi el mismo tiempo que él ahí.

—N...no, estoy bien.—Su voz sonó quebrada.

Escucho las pisadas del otro saliendo del baño y suspiro cansado. Pensó rápidamente en sus opciones. Podía salir y amarrarse su saco para ocultar su, seguramente, notable mancha en el trasero; o podría juntar mucho papel y ponerlo a forma de toalla, con la inconveniencia que parecería que usaba pañal; cerrar la puerta antes que alguien más entrara y lavar su pantalón, secarlo ahí mismo con el secador de manos también entraba en su cabeza como la mejor idea, pero luego tendría que ver como salía sin derramar mas lubricante. Se sentía agobiado, sucio y caliente...

El ruido de su puerta siendo tocada le sacó de sus pensamientos.

—Traje algo para ti. No pude evitar oler un poco... Yo, ya sabes, los omegas huelen diferente cuando están tristes y en.... celo ... .eh.—El chico de la otra puerta habló rápidamente y se notaba la vergüenza en el tono. —Bueno, la cosa es que te traje esto.

Por debajo de la puerta dejó avanzar una bolsa negra. Viktor la tomó con desconfianza, pero no tenía muchas opciones.

—Son supresores, una botella de agua, algunas toallas y tampones, los conseguí en la dirección. La secretaria pensó que era raro...—siguió hablando nervioso.—Las clases acabaron en este pasillo así que puedes salir sin problemas cuando te sientas mejor. Yo... eh... si...

—Gracias, muchas gracias.—Contestó Viktor mientras abrazaba la bolsa como si fuera su bote salvavidas.

—De nada.—susurro el otro mientras salía del baño.

Algún día, esas dos personas se unieron no solo como compañeros de escuela, sino como socios, pareja y padres de familia. Algunas personas nacieron para estar juntas.

*Imagen por zurka-durka

-OMEGACEMBER- Jayce/ViktorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora