XIV

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Mini maratón.

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Amy Howkins.

No puedo expresar lo que estoy sintiendo en este momento. Él no era para nada a como yo lo recordaba. Mi madre llegó a contarme pestes de él y, por alguna razón dejé de quererlo. Se fue cuando tan solo era una niña, tengo muy pocos recuerdos de él. Ambos estábamos sentados frente a frente, riendo por el pésimo chiste que había dicho mi padre. El señor Johnson nos había traído un café, reprimí una risa por la cara que había puesto, lo miraba con odio, pero por dentro vi el cariño. Ambos se saludaron, al parecer se conocían. Mi papá me contó que tenia años que se conocían, vivían en el mismo barrio cuando eran niños. Mi madre no me había contado eso, solo dijo que el señor Johnson era su cliente y un conocido, supongo que no quería hablar de mi papá. Papá...una palabra extraña para mí, supongo que con el tiempo me acostumbraré.

—Y cuéntame, Amy, ¿Cómo está tu madre? — puso la taza de café en la mesa —. Tiene mucho que no sé de ella.

—Ella está bien — sonreí —. Creo que está comenzando a salir con alguien. ¿tú tienes novia o...esposa?

Él se removió un poco en su silla —. No, solamente soy yo y el trabajo — pausó un momento. Parecía estar debatiendo consigo mismo, pero unos segundos después él habló —. Pensaba abrir una tienda aquí en el pueblo y vivir en alguna casa de por aquí. Amy, en verdad quiero recuperar tiempo contigo.

No sabia que decir, no me importaba si vivía aquí o si abría una tienda, pero el querer recuperar tiempo conmigo, no sé...

—En unos meses me voy a la universidad — bajé la mirada.

—¿Qué vas a estudiar? — dijo, ignorando lo que había dicho — ¿O todavía no sabes?

—No, si sé — sonreí y alcé la mirada —. Quiero ser una diseñadora de modas. Hace un año decidí la carrera, de hecho, mamá me metió a unos cursos de industria del vestido, pero lo dejé por el trabajo.

—¿Trabajas? — alzó una ceja, curioso. Asentí con una sonrisa —. Pero, ¿por qué? Hasta donde yo sé es que tu madre gana muy bien, no por algo vas en una escuela privada.

—Larga historia — me encogí de hombros —. Trabajo como castigo, de hecho, trabajo aquí con el señor Johnson.

Francisco parecía confundido y sorprendido, pero no dijo nada, solo se encogió de hombros. Mi celular sonó, de pronto. Agnes me estaba llamando, ¿para qué...? Kenneth, ay, no, ¿y si le pasó algo? Su madre me va a matar si le pasó algo, no, no, no, no le pasó nada. No seas pesimista, Amy. Respondí la llamada. Francisco solo me veía, pero no decía nada.

—¿A caso ya te encontraste un Sugar Daddy y no me lo has dicho? — dijo en cuanto me puse el teléfono en la oreja —. Sabes que yo no juzgo, es más, podría presentarme a uno de sus amigos millonarios, bueno no, no me gustan muy grandes y tengo el dinero de mis papás. Es más, ¿tú por qué tienes un Sugar si también te estás bañando en plata?

Definitivamente no era una llamada de emergencia. Puse mala cara e inmediatamente interrumpí las palabras de mi querida amiga.

—¿Qué pasó, Agnes?

—Oh, si — se tomó una pausa —. Las niñas, Kenneth y yo vinimos por ti.

Inmediatamente llevé mi mirada a la ventana, las niñas y Kenneth estaban parados en la acera, afuera del café. Agnes agitó su mano en el aire y sonrió. Miré a mi papá, el seguía confundido.

—Ya voy — no esperé respuesta y colgué la llamada. Miré a Francisco —. Lo siento, era una amiga.

—¿Todo está bien?

KENNETH & AMY [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora