XXVII

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Amy Howkins

Si tan solo pudieran sentir las mariposas que siento en el estomago en estos momentos se estarían muriendo. Kenneth me había dicho que me pusiera linda, que iríamos a cenar. Aún seguía sin tener la menor idea de a donde iríamos, pero confiaba en él.

Después de que mi madre me liberara, estuve toda la tarde buscando que ponerme. En un momento de desesperación por no encontrar nada les pedí ayuda a las niñas, Alia, Aria y Agnes. Las tres habían llegado más rápido de lo que pensé. Mientras escogíamos el vestido que me pondría estábamos planeando a donde iríamos después de la graduación.

—Podemos ir a Italia — propuso nuestra querida Alia.

—¿Y si vamos a un lugar más cerca? — desde el espejo vi como Aria hizo una mueca —. No me gustan mucho los aviones.

—Uy, podemos ir a esas cascadas a las que ya nunca fuimos — Agnes dijo, muy entusiasmada —. ¿Qué opinan?

—Yo opino que ese vestido le queda genial — habló Aria.

No era mentira, el vestido que tenía puesto me queda bien. Solo lo he usa una vez, fue en una pequeña cena que tuvo mi madre hace un año. Era un vestido negro, bastante sencillo, pero bonito. Ahora que lo veo me pregunto, ¿Por qué no lo he vuelto a usar?

—Uy, tú tienes unos tacones por ahí guardados que le quedarían genial.

Aria se levantó de la cama y fue a mi armario, empezó a buscar su objetivo. ¿Ella cómo sabía que zapatos tengo?

—Regresando al tema, suena bien lo de la cascada — dije, me senté en la orilla de la cama —. Podemos llevar bastante comida.

—¿Italia no?

—Alia, no — reí —. Aria le tiene miedo a los aviones y a Emma no le va a gustar la idea, se va a negar a la primera.

Alia no dijo nada, se dejó caer de espalda a la cama, de forma dramática.

—Aquí están — Agnes salió de mi armario con unos tacones en la mano —. Estos quedan perfectos.

Con la mirada registré esos tacones, pensé que ya lo había sacado mi madre. Eran unos tacones un poco altos, con listones para amarrarlos hasta mis pantorrillas. Estaban bonitos, pero el único defecto y la razón por la que los quería sacar es porque el tacón es muy delgado. Solo los usé una vez en mi vida y terminé saliendo descalza del evento y con un tobillo lastimado.

Aria regresó su mirada a Agnes, la miró como si quisiera que Agnes le dijera que era broma y sacara otro par de zapatos.

—No, se romperá un tobillo antes de llegar a la casa de Kenneth — fue lo único que dijo mi querida amiga —. Amy no sabe caminar ni descalza, ¿y le quieres poner esos zapatos?

Para eso mejor me hubiera defendido yo.

—La llevaremos en tu auto a la casa de Kenneth — propuso Agnes.

Se acercó a mí y luego me entregó los famosos tacones. No estaba segura de usarlos, pero tampoco caminaré mucho. Lo único que me queda es rezar para no caerme en cualquier momento.

Una hora después, las niñas y yo íbamos camino a casa de Kenneth, me sentía linda. Había alaciado mi cabello y mi maquillaje es muy natural. No sé por qué me siento nerviosa, no es como que fuera nuestra primera cita o algo así, pero esta salida se sentía diferente.

—Bueno, nena, hemos llegado a tu destino.

Aria detuvo el auto frente a la casa de Kenneth.

—No te sientas nerviosa, solo irán a cenar — Agnes me regaló una pequeña sonrisa —. Aunque, si algo sale mal no dudes en decirnos.

KENNETH & AMY [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora