XXV

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Amy Howkins

Después de una larga mañana de clases por fin iba a mi casa.

Kenneth se había ofrecido para llevarme a casa, pero, Abner se apareció diciendo que él me llevaría. No tuve de otra, así que, ahora estoy en el auto de Abner. Ya no faltaba mucho para llegar a casa. Ninguno de los dos ha dicho nada en todo el camino, ni la mirada hemos cruzado.

—¿Estás enojada? — Abner rompió el silencio. Lo miré, curiosa —. No has dicho ni una palabra.

—Solo no tengo ganas de hablar.

—No quieres hablar — dijo con una sonrisa sin gracia —. ¿O es porque no te fuiste con West?

Que pesado.

A veces siento que a Abner le encanta discutir y hace lo que sea para sacarme de mis casillas.

—No quiero empezar, estamos bien — murmuré, cansada de él.

—¿Te has dado cuenta que lo de nosotros se desmoronó cuando Kenneth llegó a este pueblo?

—¿En serio? No lo había notado — dije, de manera sarcástica —. Pensé que esto se había arruinado cuando te vi en la cafetería con Madison.

—Oh, por favor, eso fue un mal entendido — frenó el auto a mitad de camino —. A demás, ella ya ni siquiera está dentro de nuestros problemas, ¿o te ha dicho o hecho algo?

—No, pero...

—Ahí está. Madison ya no está dentro de esto — me interrumpió —. Kenneth es el que aún sigue metiéndose en esto, ¿Por qué no te alejas de él? él es la razón de que siempre nos la pasemos discutiendo. Yo ya me alejé de Madison.

—Porque yo ya no quiero estar contigo, Abner — alcé la voz —. ¿Qué no lo entiendes? Yo ya no te quiero.

—¿Y a Kenneth si lo quieres?

—Si, a él si lo quiero — confesé —. ¿Por qué sigues pensando que te quiero a ti después de todo lo que has hecho este último mes?

—Amelia, hemos estado juntos por dos años, no echemos a perder esto por dos personas pasantes en nuestras vidas — su expresión fue cálida —. Prometo cambiar.

Hugh, todos sabemos que está mintiendo.

¿Y si está diciendo la verdad?

¿A caso no te has visto y leído varios romances tóxicos como para saber que ninguno cambia y solo hace creer a la chica que si?

Bien, ya entendí.

Mejor bajemos del auto y regresemos caminando.

—Creo que siempre terminamos en lo mismo, Abner — abrí la puerta del auto —. Me iré caminando, nos vemos después

Con eso ultimo dicho bajé del auto y cerré la puerta. Comencé a caminar en dirección a mi casa, ya no estaba muy lejos.

Abner arrancó su auto y se fue, dejándome ahí sola.

Es un completo idiota.

Cuando llegué a casa hice lo mismo de siempre, vi a Néoba, me puse el uniforme del trabajo y como tenía tiempo de sobra fui a la cocina a comer algo. Busqué que comer, y lo único que encontré fue comida china. Me serví un vaso de agua y luego me senté en la mesa a comer.

Había mucho silencio así que puse algo de música y me concentré en la comida que, por cierto, estaba deliciosa.

Cuando terminé de fregar los trastes escuché el timbre de mi casa. Fui por mi mochila y luego salí de la casa. Ahí estaba mi padre esperándome en las escaleras del porche.

KENNETH & AMY [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora