XXI

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Me obligaste a entender
que tenía que dejarte.
- Anónimo -

Amy Howkins.

Han pasado dos días desde el pequeño incidente. No he sabido nada de Kenneth, no había podido ir a verlo al hospital y tampoco a su casa. El señor West me ha estado teniendo al tanto de él, pero yo quiero verlo, quiero asegurarme que esté bien. Lo que más me preocupaba era que sus primos aún estaban ahí, ¿Y si se les ocurre hacerle algo?

Abner no habló con la directora y yo sigo sin decirle a mi madre sobre mi expulsión. En las mañanas me voy a casa de Benjamin mientras el va a clases. Le conté sobre mi situación y él dejó que me escondiera en su casa mientras busco como solucionar mis problemas. Pero para hacer eso necesito saber que fue lo que le dijo Abner a Kenneth, dudo que solo lo haya golpeado sin decir nada, lo conozco muy bien. Después hablaré con mi madre y le diré todo y lo demás es historia.

Me encuentro sentada en el sillón, estaba revisando mi celular, no había nada interesante. Vi la hora y suspiré cuando me di cuenta que apenas eran las diez de la mañana. Después de pensarlo un momento abrí el chat del señor West.

Una hora más tarde estaba frente a la puerta de la casa de Kenneth. Llamé a la puerta y Taylor no tardó en abrirme. Sonrió en cuanto me vio, parecía cansada, su cabello tenía un poco de frizz, tenía unas ojeras que casi no se notaban por el maquillaje que tenía puesto.

—Amy — dijo, entusiasmada —. Que bueno que vienes.

Alcé una ceja, confundida.

—Necesito que te quedes un rato con Kenneth, no lo quiero dejar con sus primos — dijo —. Solo que... Él ha estado de muy mal humor estos últimos días.

Me lo imaginé.

Le sonreí a Taylor y asentí.

—No te preocupes, yo me quedo con él.

Vi el alivio en su rostro. Se dio la vuelta y fue a la cocina para después regresar con una bolsa de tela para el mandado. Dijo que iría al súper, cualquier cosa su número estaba pegado en el refrigerador.

En cuanto se fue fuí directo a la habitación de Kenneth, agradecí no haberme encontrado a ninguno de sus primos. Llamé a la puerta, pero no obtuve respuesta. Volví a tocar, pero seguí sin obtener una respuesta. Me decidí por abrir la puerta, cerré los ojos y luego metí solo mi cabeza. Cuando los abrí esperé no encontrarme con algo privado.

Suspiré cuando vi que Kenneth estaba tirado en su cama. Entré lentamente y cerré la puerta sin hacer mucho ruido. Dejé a un lado del buró mi mochila. Me acerqué a él y vi que estaba durmiendo.

Su piel estaba más pálida de lo normal. Los moretones en su rostro estaban entre verdes, morados y amarillos. Igual se veía cansado, su cabello era un relajo y tenía unas grandes ojeras. Lo dejé descansar y mejor di un pequeño tour en su habitación.

Su escritorio seguía como siempre, todo en el mismo lugar. Me acerqué a su librero, no había muchos libros y no conocía ninguno a excepción del "Principito" y "Blanca Nieves y Los Siete Enanos". La mayoría de sus libros aún estaban envueltos en su plástico, estaban nuevos. Pero cuando saqué los dos libros infantiles vi que ya estaban un poco desgastados, no me costó adivinar que esos dos libros eran sus favoritos.

—¿Qué haces aquí?

Brinqué del susto cuando escuché hablar a Kenneth. Di la vuelta con los libros en mis manos. Ya estaba despierto, se recostó en la cama.

KENNETH & AMY [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora