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-Toma asiento, necesitamos hablar-mascullo-¿Te interrumpí?-pregunto pues me doy cuenta que lleva puesto el uniforme deportivo de la escuela.

¿Acaso estaba entrenando?

ni-ki niega y no tarda ni un segundo en acatar mi orden. Su cara refleja toda la preocupación del mundo, no, la de todos los astros habidos y por haber.

-¿Y bien?-gime tratando de verse lo más calmado posible, claramente, fracasando.

-¿Recuerdas lo que me dijiste hace un par de días?-interrogo sintiéndome súper mal por el tremendo complot que le estoy haciendo a mi hermano. ¿Lo peor de todo? A sus espaldas.

-Ajá-asiente.-¿Cambiaste de opinión?-pregunta y parece que la emoción invade cada célula de su ser. Los ojos le brillan y su aspecto se ve más relajado.

-Algo así...-digo.

-¿Algo así?-cuestiona copiando mis palabras.-¿Estás seguro Sunoo?-asiento.

-La vida de mi hermano está en juego, claro que estoy seguro-suelto sin siquiera pensar en lo que estoy diciendo. Sus ojos se abren como platos y deseo que la tierra me trague y expulse en otro lugar. Uno muy lejano.-Lo que quiero decir es-

-¿Qué acabas de decir?-me corta.-Sunoo, ¿qué acabas de decir?-repite y un destello se instala en sus delicados orbes.

Un gran suspiro escapa de mis labios antes de continuar.-Te llamé porque hace un rato me encontré con algo-respondo a su pregunta tratando de contener todas las emociones que me abordan.

-¿Qué encontraste?-averigua y a juzgar por su expresión se ve muy angustiado. ¿Quién no lo estaría?

Nuestras miradas aún permanecen pegadas tal cual dos imanes. Él es un polo Norte y yo un polo Sur. A decir verdad, sus ojos tienen un no-se-qué que me impide apartar mi mirada de la suya. Me da la impresión que la galaxia entera habita en ellos.

-Disculpen-una voz interrumpe nuestra silenciosa competencia de miradas.-¿Ya saben qué van a ordenar?-nos pregunta una tierna chica de cabello rojo, ojos azules y ropaje digno de una cafetería.

-Sí-suelta ni-ki mientras se humedece el labio.-Un americano, por favor-pide y la chica rápidamente lo anota.

-¿Y usted?-cuestiona y me quedo estático en mi lugar. Las palabras parecen abandonar mi boca pues nada sale de ella.

-¿Alguna especialidad?-consulta ni-ki salvándome de una vergonzosa desgracia.

-Mmmm... ¿a su novio le gusta lo dulce?-pregunta a la expectativa. Puedo sentir el calor subir y esparcirse por todo mi rostro, asimismo, mi corazón galopa fuertemente dentro de mi estrujado pecho.

-No somos pareja. Y sí, me gusta lo dulce-digo evitando topar mi mirada con la de los otros dos presentes. Estoy tan avergonzado.

-Una disculpa por eso-se apresura a decir la camarera a lo que yo niego sutilmente.-Nuestra especialidad es el mousse de chocolate*-anuncia mientras una cordial sonrisa aparece por su rostro y ahí mismo me percato del pequeño hoyuelo que yace en su pómulo derecho.

-Eso está bien-apruebo rápidamente aún sintiendo mis mejillas tan rojas como la misma sangre.

Cuando la chica se retira, dejándonos nuevamente solos, mis ojos se dirigen rápidamente a mis manos entrelazadas. Cuento mentalmente hasta diez en un intento de aplacar mi creciente nerviosismo.

-¿Qué decías?-carraspea ni-ki captando mi atención.-¿Puedes continuar?-pide.

-Claro-afirmo.-Encontré un artículo bastante peculiar-murmuro mientras de mi bolsillo trasero extraigo mi aparato telefónico.

🍒 1OO Ways ˢᵘⁿᵍʷᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora