🍒 1OO Ways ˢᵘⁿᵍʷᵒⁿ

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Desde la reveladora noticia, ni-ki y Sunoo habían llegado a un acuerdo justo y razonable para ambas partes. Debido a las circunstancias, y a la explicación del médico, decidieron que lo mejor sería comenzar a conocerse para luego llevar acabo el correspondiente cortejo del Alfa hacia el Omega.

Sunoo había pasado su celo dentro de las instalaciones del hospital a causa de la forma en la que el antes mencionado se había producido. Es decir, por el reconocimiento de su parte Omega hacia su pareja eterna.

Su médico también les había explicado la razón del porqué las cosas habían sucedido hasta ese momento y no con anterioridad. El motivo había sido la manera en la que su primer encuentro se desarrolló, el cual no fue muy adecuado, y ya lo demás era historia.

Por obvias razones, su fin de semana había transcurrido entre nuevos hallazgos, preguntas inagotables de su hermano y lindos detalles del Alfa de cabellos negros hacia su persona; cabe decir que cada vez que recibía uno de los miles de obsequios su rostro enrojecía violentamente. Ni-ki realmente se lo estaba tomando en serio.

La paz finalmente había llegado el día que regresó a su hogar únicamente con su celular, y claramente, su familia. El olor de "dulce hogar" irrumpió sus fosas nasales apenas su padre abrió la puerta de su residencia. Sunoo ingresó a zancadas y velozmente se dirigió a su habitación; siendo recibido por un sepulcral silencio pero una placentera comodidad.

Realmente amaba estar de nuevo en casa.

Sin esperar más, se lanzó a su cama y sintió la suavidad del colchón abrazar su menudo cuerpo* en una dulce caricia. Su rostro impactó delicadamente con el edredón y sus extremidades se relajaron de a poco; podía sentir sus párpados pesar y hubiera caído en los brazos de Morfeo* de no ser por el ruido de su puerta abriéndose.

La pequeña, pero impotente, figura de su hermano hizo aparición dentro de su campo de visión. Aún mantenía el ceño fruncido y en sus ojos había una chispa que no pudo descifrar. Rápidamente, Sunoo se sentó en su cama con la espalda totalmente erguida.

jungwon tomó asiento a un lado suyo antes de hablar:
—¿Ya sabías de esto?—indagó.

—¿Saber qué?—replicó.

—Sobre los predestinados—titubeó.

—Ah, bueno…—vaciló.—Supongo que sí—confesó.

Los ojos de su hermano se abrieron desmesuradamente y su mirada pareció tornarse oscura y profunda.

—¿Estás bien?—consultó.

—Sí, sólo estoy sorprendido—respondió mientras esbozaba una débil sonrisa. Sunoo le miró con ojitos angustiados sin creer en ninguna de sus palabras.—En serio, estoy bien—se apresuró a decir su contrario y él solo asintió.

jungwon se levantó de su lugar torpemente y a pasos apresurados se dirigió al baño. Por su parte, Sunoo permaneció en su misma posición mientras trataba de analizar todo lo que estaba ocurriendo.