🌬 𓂅 Sungwon
«Hay cien maneras de dejar. a un amante, pero, soy al unico al que necesitas»
🌬⩩⥽Park Sunghoon es el alfa más deseado del momento.
Su rostro angelical combinado con su intelecto le convertían en el «prototipo ideal", sin embargo, un...
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Riki alzaba uno de sus pulgares en un gesto bastante gracioso e infantil, su mano derecha era la elegida para realizar el ademán mientras que su izquierda servía como amortiguante* para evitar soltar el gran grito que, estaba seguro su pareja quería realizar, a la vez que pegaba pequeños, pero consecutivos, saltitos cargados de emoción; todo esto en medio de un despoblado pasillo a la vista de la mayoría de estudiantes dentro de su aula y frente a la suya. El tierno alfa no paraba de saltar y agitar su diestra, como si el cansancio no pudiera arremeter* contra su cuerpo, y permitiéndole apreciar su mirada cargada de emoción y anhelo; también dándole a entender que todo había resultado en un plan exitoso.
Los antiguos ojos extraviados se anegaron* rápidamente en lágrimas de felicidad pura apenas el omega fue capaz de reparar en lo que el "plan exitoso" implicaba para la vida de su querido hermano. Sunoo estaba más que feliz con aquella noticia y aquello se podía reflejar en su agradable olor a fresas frescas y en su vivaz* mirada; estaba demás decir que todo aquello del citatorio y la flor había sido creación suya.
La noche anterior, cuando sentía la ira recorrer todo su cuerpo y hacer brotar chispas, había recibido una llamada por parte del alfa de cabellos negros . Desde la otra línea fue capaz de escuchar la cálida y enérgica voz de riki, quién con euforia brotando de cada poro de su piel, le había dicho que ya tenía el plan perfecto para conquistar el indomable corazón de su hermano; el cual consistía en una corta, pero eficaz, carta junto a la flor preferida de su hermano. Una idea que al principio no tenía mucho sentido para el mayor de los Yang, pero que al final terminó resultando.
Su cerebro dejó de pensar, en la noche anterior, en la manera en la que su hermano había reaccionado y en el porvenir*, justo en el momento en el cual riki terminó abruptamente su espectáculo de caras y gestos antes de entrar rápidamente a su salón, recibiendo muchas miradas, para nada discretas, en el proceso. Sus ojos curiosos siguieron la figura envidiable del alfa hasta que se detuvo en un punto dentro de todo el lugar, frente a su mesabanco.
—¡Sunoo, Sunoo!—le llamó bastante regocijado, con los ojitos brillando, la voz entrecortada y con la sonrisa más brillante que haya visto jamás.—Tienes que venir, realmente tienes que hacerlo—sugirió.
Sunoo apreció el bello rostro de su pareja, de su otra mitad, de su predestinado; se embriagó, una vez más, con esos pardos y cándidos ojos, con esa nariz de botón y con esos apetecibles labios rosáceos. Riki mantuvo el contacto entre ambos pares de ojos antes de volver a sonreír y ladear su cabeza en un movimiento que le invitaba a seguirle. El omega observó el reloj, que marcaba las 10:45 AM, antes de abandonar su sitio y comenzar a caminar detrás de su alfa.
—¿Estás seguro de esto?—preguntó cuando sus cuerpos estuvieron finalmente fuera del aula.
—Completamente—el alfa se volteó para encararlo antes de responder.—Por nada del mundo podemos perdernos esto—alardeó con una nueva sonrisa.
