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Desde su lugar ni-ki fue capaz de ver cómo el cuerpo de sunoo impactaba abruptamente con el suelo

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Desde su lugar ni-ki fue capaz de ver cómo el cuerpo de sunoo impactaba abruptamente con el suelo. Todo había ocurrido en un santiamén*; minutos atrás ambos mantenían una plática amena* y ahora uno de ellos estaba prácticamente desvanecido en la acera de aquella calle.

-¿Estás bien?-preguntó a la nada el de cabellos negros .-¡sunoo, despierta!-vociferó alarmado.

Ni-ki aún seguía inmóvil en el mismo lugar.

Estaba escéptico.

No tenía ni la menor idea de cómo actuar o siquiera sabía qué hacer. Sus ojos enfocaban únicamente al lánguido* cuerpo de Sunoo, aunque no movía ni un solo dedo.

Ayúdalo, te necesita. Habló lo que parecía ser su lobo.

¿Eh?, cuestionó ni-ki sintiéndose aún más perdido de lo que ya estaba. ¿Qué hacía su lobo hablándole?

Sólo estoy diciendo que te acerques a él, nos necesita. Soltó su animal interno. Ve, no tengas miedo. Le animó.

A paso urgido ni-ki se acercó al cuerpo impropio y rápidamente se hincó a un lado suyo. Sus almendrados ojos enfocaron por completo la anatomía del peli-negro: sus párpados, sus mejillas, sus labios. Todo él.

Por instinto, y también inercia, acercó dos de sus dedos al cuello del peli-negro; comprobando así que aún estaba respirando. Exhaló aliviado el aire que sin querer había estado reteniendo.

Sobre sus rodillas, ni-ki sintió el olor de fresas con pan aturdirle. Una combinación exquisita a su gusto. Aspiró una gran bocanada de aire en busca de conservar más de aquel placentero olor.

Su Alfa se removió eufórico dentro de su cuerpo; restregándose y aullando en total éxtasis, aunque él también está perdido dentro de un gran delirio.

Por un momento se olvidó del cuerpo que reposaba en la acera y no fue hasta que un perspicaz lamento lo trajo de vuelta a la realidad. Sus sentidos parecieron volver inmediatamente y con sumo cuidado tomó la cabeza del peli-negro colocándola sobre su regazo.

El mismo olor de antes volvió a hacer aparición sin embargo, está vez de una forma más potente. Ni-ki olfateó fuertemente en busca del dueño de aquel olor. Su desarrollado sentido le decía que se encontraba muy cerca de el.

Acércate. Ordenó su lobo.

¿A quién?, preguntó.

A él.

¿Por qué?

Hazlo y verás. Replicó su animal y antes de que ni-ki pudiera decir algo otro quejido brotó de los labios de sunoo.

El peli-negro bajó un poco su rostro cuando al fin comprendió de quién provenía el singular olor. No había dudas, Sunoo era el único y legítimo dueño.

🍒 1OO Ways ˢᵘⁿᵍʷᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora