Jay contemplaba de forma indiferente el movimiento de sus dedos, observando con total devoción* el constante intercambio de posición entre sus pulgares; de derecha a izquierda, de izquierda a derecha y así sucesivamente. El pobre alfa llevaba unas cuántas semanas sintiendo un terrible ardor, más bien dolor, esparcirse por todo su pecho cada que el lindo omega emitía una de sus típicas, y seductoras, sonrisas a otras personas que no eran él.
Jay ya se había acostumbrado a bajar la mirada fingiendo no sentir ese sofocante dolor desbordarse por cada célula de su cuerpo, tratando de mantener esas lágrimas que tanto ansiaban escapar de sus apagados y tristes ojos, encubriendo el inevitable destrozo del que su infortunado corazón había sido víctima. Imaginando un final feliz cuando, para fortuna o desdicha suya, jamás sería capaz de obtener algo siquiera cercano a eso. Él sólo era merecedor de un triste y mísero final, de uno lleno de dolor y angustia, de interminables noches y de pesadillas constantes, o al menos acabaría de esa forma si no era lo suficientemente capaz de ver mucho más allá de su enamoramiento hacia el bonito castaño de ojos miel, pero con un corazón exclusivamente apartado para un alfa con ojos diferentes a los suyos, para un alfa que, ni de cerca, era él.
Jay estaba tan ensimismado* en creer aquella bonita mentira que Haruto se había encargado de construir, en confiar plenamente en las palabras del alfa que consideraba su amigo, en preservar ese pequeño destello de esperanza que aún albergaba dentro suyo ante la ilusión de poder compenetrar* muy adentro del omega que le robaba suspiros y alientos. Estaba hundiéndose a sí mismo en un hoyo sin salida, uno demasiado profundo y sin nadie que pudiera rescatarlo de la eterna soledad. Jay estaba actuando como cualquier chiquillo enamorado lo haría, sin límites, raciocinio y completamente cegado por su adoración; sentimiento que, en el futuro próximo, no haría más que dañarlo.
El antiguo alfa de hebras rubias, ojos chispeantes y concurrente sonrisa ya no era más que una sombra en busca de compasión y cariño, no era más que un jóven perdidamente enamorada de otro, no era más que una pobre alma en busca de un cariño inexistente, de un amor imposible y de un pesar* gigante. Jay, tristemente, se había convertido en todo eso por querer aferrarse a esas dulces, pero amargas palabras.
—¡Campeón!—una voz seguido de un silbido fue lo suficiente para traerlo de vuelta. Haruto le miraba con ojos traviesos, sonrisa ladeada y una nariz rota por una práctica con el equipo.
—Hola—pronunció apenas el otro se posicionó por completo a su lado. Haruto simplemente sonrió antes de asentar todas y cada una de sus cosas por sobre la madera del escritorio que, desde hace unas semanas atrás, había reclamado como suyo.
—¿Cómo van las cosas con tu omega?—el otro descaradamente preguntó, obteniendo las mejillas bañadas en rojo del otro alfa como única respuesta.
—B-bien, supongo—trató de sonar desinteresado, inexpresivo, apático, como si en su estómago no pudiera sentir una estampida de elefantes asustados, como si todo estuviera bien, como si cada noche, en el abrasador silencio de su habitación, sus sentimientos por el castaño no fueran en aumento.
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🍒 1OO Ways ˢᵘⁿᵍʷᵒⁿ
Fanfiction🌬 𓂅 Sungwon «Hay cien maneras de dejar. a un amante, pero, soy al unico al que necesitas» 🌬⩩⥽Park Sunghoon es el alfa más deseado del momento. Su rostro angelical combinado con su intelecto le convertían en el «prototipo ideal", sin embargo, un...