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Las manos le temblaban mientras su cuerpo se deshacía entre fuertes vibraciones que viajaban atrozmente* por toda su columna vertebral y, también, mientras sentía un inexistente nudo formarse dentro de su estómago, concluyendo en su garganta oprim...

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Las manos le temblaban mientras su cuerpo se deshacía entre fuertes vibraciones que viajaban atrozmente* por toda su columna vertebral y, también, mientras sentía un inexistente nudo formarse dentro de su estómago, concluyendo en su garganta oprimida, conforme veía pasar a cada uno de los estudiantes por los pasillos que daban directamente hacia la salida de la institución. Jungwon aguardaba con el corazón expuesto, de forma inadvertida y sin siquiera saberlo, por aquella persona que la vida había designado especialmente para él.

Sunghoon.

. Sunghoon. Ese nombre no dejaba de vagar por su mente, se repetía una, dos, tres y mil veces más; simplemente no podía pensar otra cosa que no fuera en el adorable alfa de cabellos negros, como una hermosa noche oscura, ojos dulces y sonrisa encantadora. Jungwon estaba empezando a sentir las famosas mariposas estallar y revolotear por todos los rincones de su menuda figura, era capaz de sentir un indescriptible sentimiento apoderarse de él cada que recordaba aquellos cálidos brazos, que en algún momento le habían cobijado como una madre a su hijo, y también percibía el regocijo que su parte animal estaba experimentando en esos momentos de su vida. El pequeño omega estaba en su mejor momento y él no era lo suficientemente capaz de darse cuenta, o tal vez fingía no hacerlo, sin embargo, su acelerado corazón era la prueba más certera de ello; era la prueba encarnada de su alma haciéndose una con la otra, de su corazón latiendo a un mismo ritmo, de su amor.

Los profundos ojos marrones cesaron su inquietante movimiento y capturaron la escena más poética que haya visto jamás, el joven de singular y picante atractivo, de ojos fogosos, de musculatura envidiable y, por qué no, el próximo dueño de su corazón se encontraba portando el galante uniforme escolar, que le ceñía perfectamente, a solamente a unos pasos de distancia. Jungwon no tuvo el tiempo, ni la oportunidad, de poder evitar el ansiado contacto visual entre los ojos caramelo de Sunghoon y los propios; la sonrisa que se adueñó de ambos rostros fue el comienzo del despertar de aquellos tímidos sentimientos que ardían dentro de sus pechos y razón. Pronto, a Sunghoon ya no lo separaban unos metros de distancia, en cambio, y en ese preciso momento, ya no existía una distancia, espacio o trecho que los pudiera separar; ahora, sus corazones estaban cada vez más cerca el uno del otro, y sus almas se iban fundiendo de a poco.

—Hola—Sunghoon fue el primero en hablar, saludando al contrario.

—Hola—Yang respondió en un avergonzado susurro, aún era nuevo para él, aceptar y saber, sobre aquel extraño sentimiento que nublaba sus sentidos y razón cada que el alfa peli-negro se encontraba cerca suyo.

—Disculpa la tardanza, riki estaba como loco—aclaró el alfa, soltando una delicada risa.

—¿riki?—le fue inevitable no preguntar ante la mención de la pareja de su hermano.

—Sí, hyung estaba muy emocionado—explicó encogiéndose de hombros.—No sabría decirte porque.

—Ni yo, Sunoo no comentó nada al respecto—mintió, su hermano también se había puesto como loco y casi, casi no lo dejaba respirar entre tanta pregunta.—Supongo ocurrió algo bueno—sugirió queriendo cambiar de tema ya que no quería pasar vergüenzas frente al alfa de sus sueños.

🍒 1OO Ways ˢᵘⁿᵍʷᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora