🍒 1OO Ways ˢᵘⁿᵍʷᵒⁿ

🍇22

Sunoo recorrió a gran velocidad cada uno de los vacíos y silenciosos pasillos de la universidad. Eran pasadas las seis y por ello nadie, a excepción de él y los jugadores de fútbol americano, transitaba dentro de las grandes instalaciones del campus.

riki le había citado en punto de las seis, pero él iba un poquitín retrasado, sólo un poco. El alfa le había mandado a llamar bajo la excusa de hablar sobre un tema urgente y delicado, un tema que no necesitaba explicaciones pues él ya sabía de que se trataba. 

La situación se había tornado* espantosa. Jungwon se la pasaba todo el día encerrado dentro de su recámara sin razón alguna, sólo saliendo escasas veces y cuando realmente era necesario. Jay ya no era el mismo pues su conducta y comportamiento habían cambiado drásticamente de un día para otro sin una prevención de por medio. Y sunghoon solamente sufría en silencio al ser vilmente rechazado sin motivo aparente por su hermano y su estúpido orgullo.

Toda esa situación estaba comenzando a hacer perder el piso y juicio de ambos chicos.

Sunoo detuvo su apresurada carrera justo al frente de la puerta que daba acceso al área designada para el entrenamiento de los jóvenes apasionados por el fútbol americano. El cuerpo de riki, su alfa, yacía gustosamente sobre el pasto sintético de la cancha.

—Al fin llegas—la varonil voz de riki hizo eco dentro de la amplia zona.—Puedo sentirte, acércate—solicitó dándose la vuelta para encararle.

Los ojos del alfa brillaron bellamente apenas los suyos lograron sostener el contacto visual entre ambos. Riki realmente le hacía sentir un millón de cosas en cuestión de segundos.

—S-sí—tartamudeó un tanto antes de acercarse dónde el otro.—Tuve una que otra complicación—explicó tomando asiento. El pasto rozó con sus palmas, haciéndole un poco de cosquillas.

—Al menos llegaste—riki rio ante su propio comentario. Sunoo sólo le miró mal, ese tonto alfa nunca se ponía serio.—Ya, ya. Hora de ponernos serios.

—¿De qué querías hablar?—vaciló aún sabiendo la posible y, más acertada, respuesta.

—jungwon y sunghoon, —respondió y el omega asintió.—Ayer hablé con hoon —confesó.

—¿Y qué te dijo?—se apresuró Sunoo, necesitaba escuchar al menos una buena noticia.

—Quiere mi ayuda para conquistar a tu hermano—contestó posando sus lindos ojos en el cielo.

—¿Tu ayuda?

—Sí, la mía.

—Espero hayas aceptado—le dijo también mirando hacia el hermoso cielo diáfano y azul.

—¿Qué?—preguntó atónito el contrario, volviendo rápidamente su vista hacia su rostro.—Yo no sé nada sobre tu hermano, ¿cómo se supone-