29

37 1 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Sabes que, si el Profesor se entera, se va a liar parda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Sabes que, si el Profesor se entera, se va a liar parda.

—Me alegro que tu vuelo haya sido exitoso.

—Dani, dime que tu esposa sabe que estás aquí, no queremos que llame al Profesor.

—Algo así.

—Creí que los traerías— dijo Manila.

—No es un viaje para una mujer recién parida y un bebé.

—Tampoco es momento para dejarlos atrás— dijo la castaña.

—Mira quién habla— soltó su característica risa—. Estás que revientas.

—Mi familia ya nos espera— la embarazada de casi nueve meses se puso de pie con esfuerzo, la pelicorta le extendió el brazo para que la tomara y guiara.

Denver iba detrás, tratando de cuidarse las espaldas, sin que se notara. La castaña llegó hasta el monasterio y entró sin miramientos, los otros dos se sorprendieron de su confianza. La pelirroja siguió avanzando, ya estaban ahí Harry y Andrés, acompañados de los monjes, quienes los dirigieron hasta las criptas que donde yacían los cuerpos de Moscú y Oslo. Los recién llegados se desplomaron a llorarle a la tumba de papá oso. La pelirroja se acercó con lentitud, no se hincó, solo se paró detrás. Apretó el hombro de su mejor amigo y este su mano.

—Él te amaba, no te lamentes.

—Quieren ofrecer una misa por él, por eso los esperábamos— dijo Houston.

—Pues nos quedamos— dijo Manila.

—Morelia, diles que subimos en un momento.

—Ya llegaron Cairo e Ibagué— informó Berlín.

—Bueno, estaremos todos.

—Nos podremos quedar en esta misma ala— dijo Houston—. Mañana tomamos vuelos a nuestros lugares seguros.

ConstantinoplaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora