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—Bravo— exclamó Morelia lanzando confeti improvisado

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—Bravo— exclamó Morelia lanzando confeti improvisado.

—Denle— exclamó Nairobi y todos empezaron a aplaudir. Tokio no cabía de la felicidad.

—Putos locos— se emocionó Río— Podrían estar ahí fuera, viviendo la vidorra y están aquí metidos, en la puta boca del lobo. ¿Saben qué liada está allá afuera?

—¡Calla y abraza a tu Helsi! — Helsinki fue el primero en acercarse.

—Serás un tarado de guerra, Helsinki, pero eres un cacho de pan.

—Hola— Estocolmo se encogió de hombros.

—¡Hola! — correspondió el abrazo—. ¿Y a ti cómo te llamo? ¿Mónica?

—No, Estocolmo— dijo ganándose más risas del recién llegado.

—De puta madre. ¡Hermano! — se aproximó a los brazos de Denver—. ¿Tú qué te has fumado para estar aquí?

—La vida de millonario es muy aburrida.

—Gracias, tú. Que estés aquí, con todo lo que has perdido, para mí es la hostia.

—¡Yogurín!

—¿Qué pasa, cosa guapa?

—Yogurín, ¡que te como tu cara! — se emocionó Nairobi—. Estoy más contenta que si te hubiera parido.

ConstantinoplaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora