Día 6.

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Día 6.

Querido amigo:

Son las diecinueve horas con veintiún minutos.

Estoy sentada en el sofá, tengo mi laptop en las piernas y justo escucho una pieza de Haji plays the cello, al parecer es mi favorita, me relaja mucho, me pone nostálgica y perfecta para comenzar a escribir. Llevo puesto unos leggins estampados estilo étnicos, y un crop top en color gris, no es una buena combinación, pero no era ese el plan, sino todo lo contrario. No hace mucho dejé el ejercicio, no te conté porque aún es muy pronto para eso, pero creo que por mencionarlo no pasará nada, hace unos días empecé, estoy decidida a mejorar mi cuerpo, será de una forma notoria, ya lo verás, bueno, algún día lo verás.

Llevo sentada aproximadamente sesenta minutos, o un poco más. Hace poco tuve un enfrentamiento con mi madre, no fue uno cualquiera, para ser honesta éste fue un poco pero que los anteriores.

No sé ni por dónde empezar; un familiar mío tuvo un accidente, lo tuvo de hace unas veinticuatro a treinta y seis horas, fue un accidente automovilístico, me parece que iban dos de los hermanos de mamá y primos de ella, sólo uno salió herido... Fue la hermana de mamá, es más joven que ella, es la segunda de cinco hermanos, y también la más inconsciente de cuatro de ellos. Debo confesarte que no he sentido nada por la noticia, no he sentido pena, remordimiento o lástima. No sé qué pasa conmigo, estoy como si nada, estoy simplemente ajena a todo, todos están preocupados, están afligidos, asustados y demás cosas por ella. Pero yo, yo no. No sé si me aterra, pero me han hecho insensible. Me cuesta mucho trabajo escribirte hoy, de hecho las palabras no me salen fluidas como deberían, o como otros días. Las palabras las escribo forzadas, escribo por escribir, o más bien escribo para ver si puedo sentir, pero no surte efecto, creo que es todo lo contrario, entre más escribo menos siento.

Me quedo en silencio con la mente en blanco a la espera de que vengan a mí todos esos sentimientos con los que suelo escribir siempre. Pero nada pasa, nada llega.

Antes de escribirte, le escribí a mi madre, es una especie de carta, pero se la he enviado por internet como a ti, la carta dice más o menos así:

Querida madre.

Me he tomado la libertad de escribirte esto, ya que si lo piensas bien, no hemos tenido mucho tiempo para platicar, y no lo digo sólo por hoy o por estos días, sino todo lo contrario, por el resto de los días pasados. Me he puesto a meditar un poco la situación y cada posible escenario final a esto. Y por más mal que esté el asunto, yo, simplemente no puedo sentir nada. Me han hecho insensible, y creedora de que merecemos siempre todo lo malo que nos pasa, aunque se dice que siempre a las personas buenas les pasan cosas malas... La cosa es que ella no es una buena persona y no siento ni pena ni remordimiento por lo que le pasa. Dime tú si eso está mal. ¿Crees qué me he vuelto un asqueroso monstruo insensible? Porque yo lo creo. Pero tampoco es como si eso me afectara.

Te admiro madre. Te admiro mucho, por tu coraje y valentía, pero sobre todo porque eres cabrona, la más cabrona de todas. Pero al mismo tiempo la más tonta. Te respeto mucho, no creas que no, pero siempre me he sentido con el deber de decir todo lo que pienso, y lo hago más cuando escribo, no sé si lo has notado, pero escribir me apasiona mucho. En fin, seguiré con lo que decía. Te admiro por todo eso. Porque a pesar de que siempre te tratan mal, tú ahí estás para todos. Eso siempre me ha molestado, no tienes ni idea de cuánto coraje me da todo lo que haces, sin embargo te apoyo y me quedo callada, pero no puedo evitar decirlo ahora. Estoy llena de coraje y resentimiento hacia ti porque siempre te dejas pisotear por TODOS, sin excepción alguna. Te admiro, sí, pero jamás quisiera ser como tú. ¿Y sabes por qué? Porque yo no quisiera ser tratada como mierda y después aclamada cuando alguien necesita algo. Eres tonta madre y eso me lastima mucho. Me da rabia y sobre todo un coraje inmenso.

Cartas que nunca leerásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora