Día 9.

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Día 9.

Querido amigo:

Doscientos cuarenta días no fueron suficientes, pues yo... he vuelto a caer, de nuevo me encuentro sumergida en la misma mierda, me avergüenza decir que no le he encontrado placer a mis acciones, a pesar de ser ese mi pasatiempo favorito. Mi deseo o placer carnal por las autolesiones ha desaparecido y aunque no es mi intención buscarlo voy tras él cual niña que ha perdido su globo en el viento.

Mis emociones son cada día más turbias, entre más pasa el tiempo menos sentido le encuentro a la vida.

Me pregunto cuántos jóvenes de mi edad pasarán por lo mismo, aunque está claro que de diferente forma o en otras circunstancias.

Hace tanto que no te escribo que me siento torpe, mis manos están rígidas, y mis pensamientos distantes, te siento como a un desconocido, más de lo normal, me aterra éste sentimiento, ya que se supone eres mi mejor amigo, mi único y verdadero amigo.

Quizás me he limitado bastante al definirte como a un varón, no me había pasado por la cabeza si quiera el hecho de que tal vez, y no digo que no pueda ser éste el caso, seas una dama, una dama justo como me gustan, aunque no deseo que mis palabras sean malinterpretadas, pues si eres mi mejor amiga, no podría y no podré por ninguna razón verte de otra forma, es algo en mí, lo digo ahora porque aunque me pareció algo bastante irrelevante pero no menos importante el hecho de mencionar mi orientación sexual. Te idealice como a un buen amigo, pues mis relaciones en cuanto a amistad siempre son con personas del sexo opuesto, al parecer se me facilita convivir con ellos.

No me gustaría limitar mis posibilidades a una etiqueta, como lo son: heterosexual, bisexual, homosexual, entre muchas otras que hoy en día han tenido que ser descubiertas por la falta de felicidad que hay en el mundo. Pero para ser un poco más honesta contigo y sobre todo conmigo misma, te contaré de qué forma me siento en cuanto a esto. No me avergüenza decir que me atraen las señoritas, que mi fascinación por el mismo sexo me parece algo sumamente complejo pero normal, casi a las mismas dimensiones.

El sexo femenino a pesar de ser calificado como el sexo débil me parece más sorprendente que el sexo masculino, pues el masculino es fuerte en cuanto a fuerza bruta, pero la mental y la espiritual, al menos para mí son las más importantes, y sólo las posee el sexo femenino.

Las niñas no sólo me atraen mentalmente, sino físicamente me vuelven loca, no sé si te sorprenderán mis palabras, pero dado el caso de que me he sincerado contigo de otras formas, pues qué más da hacerlo en cuanto a mis gustos, está demás mencionar que he sido un poco criticada por mis preferencias, pero a estas alturas ya no sé qué es peor, si el hecho de que me critican o el que yo les haga caso. Seguro te estarás preguntando cómo me di cuenta de mi sexualidad, quizás te abrume la curiosidad por saber si me gustan los chicos, si he tenido novia, o como me gustan las niñas. Todo a su tiempo, conmigo siempre es de poco en poco, siento que de ésta forma dejas al lector, en éste caso tú, con ganas de saber más y esto a su vez ocasiona que siga leyendo.

Me ha ido bien en la escuela, bueno, a decir verdad no sé si a eso se le podría llamar bien, creo que subiré pronto mis notas, ya hago trabajos en clase, no quisiera parecer pretenciosa, pero soy de las primeras en entregar los trabajos a tiempo, ya acudo con regularidad, podría decirse que mis inasistencias han disminuido, mi ánimo por otra parte es cada vez peor, la diferencia es que ahora convivo más con otras compañeritas de mi grupo, trato de integrarme y ser un poco más sociable, aunque aún me cuesta mucho, pues sin quererlo o siquiera poder evitarlo suelo ser un poco agresiva y grosera en cuanto a mis comentarios, siempre que algo no me gusta lo digo o lo hago saber, sí, soy tímida y callada, pero Aakanee en ocasiones me visita y su comportamiento se me queda en esencia.

Después te hablaré de ella.

Han pasado infinidad de cosas en estos treinta y cinco días, tantas que si quiera pensarlo me abruma, y me llena de melancolía, seguro estarás lleno de preguntas, pero ahora mismo se me dificulta poder contarte a detalle lo que me ha sucedido, pero te doy mi palabra de que pronto, cuando menos te lo esperes recibirás noticias sobre mí, te llenaré de cartas, tantas y tan continuamente que no tendrás ni tiempo de cerrar los ojos para descansar.

Como sabes siempre suelo escribirte cuando las cosas van mal en mi vida, y cuando mis deseos por morir se hacen mayores con el paso de los días.

Mi ausencia no significa que esos deseos hayan desaparecido o disminuido, es sólo que ni siquiera puedo mantener mi mente en una sola cosa, me cuesta tener mis pensamientos en orden o poner atención, me distraigo con más facilidad que antes, eso se debe a que duermo de tres a cuatro horas y media por día, no me sorprendería releer mi carta y encontrarme con más de una palabra mal escrita.

Mis sentimientos están ahora mismo indefinidos, no te sorprendas si no percibes alguno, pues justo hora se encuentran en el aire a la espera de que me distraiga para así poder asfixiarme y después asesinarme.

Por hoy es todo.

Hasta pronto...

Tú siempre amiga... La Srta. Elfen Goldsmith

Cartas que nunca leerásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora