¿Por qué a mí?
Hoy he tenido pensamientos que atormentan y amenazan mi estabilidad mental, la amenazan con tener una recaída, tengo miedo, me asusta. El sólo hecho de pensarlo me hace querer vomitar, hace que mi corazón quiera salir de mi pecho como en esos días en los que papá se fue de la casa.
Estaba de diez a once años tal vez, tal vez menos, tal vez más, quisiera creer que todo esto es sólo un mal sueño, algo que en realidad no viví, que esto es sólo producto de mi enorme imaginación, pero lamentablemente fue real, mi realidad es ésta.
A esa edad, sufrí abuso sexual, no quisiera decir que fue algo normal, algo pasajero, algo, "equis" porque sé que no es así, no importa por cuántos años quiera yo reprimir este hecho, las cosas son así. Y aún por las noches puedo oír su respiración en mi oído, aún puedo sentir sus manos en mi piel, aún puedo ver sus ojos latentes sobre mí, casi podría jurar que puedo oler su perfume.
Por las noches aún tengo pesadillas, no sabía porque razón podía soñar con cosas así, no sabía que pasaba por mi mente a la hora de tener sueños cómo éstos.
Pero ahora lo sé.
Cuando niños, somos inocentes, somos puros, y no hay rastro de maldad o perversión. Desde que nacemos hasta que cumplimos mínimo doce años.
Aunque veo a la juventud de ahora y pienso: En mi época tal, yo no era así, yo no pensaba en eso, yo no tenía aquello. Creo que muchos jóvenes de mi edad pensamos igual sobre la juventud de hoy en día.
Quisiera decir que superé ese hecho, pero no es así, sólo lo mandé al inconsciente, Reira se encargó de mantenerlo a salvo, para cuando fuera necesario utilizarlo. Cuando todo esto me pasó yo no entendía muchas cosas, yo no sabía cosas que ahora sé, es triste saber que muchos niños de esa edad, tal vez menos, tal vez más, tengan que pasar por experiencias así, ninguna persona que se considere buena merece pasar por tal cosa, me da repulsión el hecho de sólo pensarlo. Me asusta, esto me marcó a tal grado que a mí edad, me aterra salir, ya sea de día o de noche, me da pánico el simple hecho de estar a solas con alguien.
Aún me cuesta trabajo hablar de este tema, pero quizás comparta ésta carta con los jovencitos que me leen en mi página de internet, tal vez pueda ayudarlos indirectamente, tal vez pueda hacer que vean un esperanza o una razón de seguir, quisiera creer que los ayudo, que puedo demostrarles que hay una vida después de eso, que aún se puede sonreír, que se puede soñar y que existe alguien para nosotros, para nosotros que sufrimos abuso. Decirles que valemos tanto o más que los que no han pasado por algo así.
Decirles que eso no te hace menos, por el contrario te hace valer más, llegué a odiarme a tal grado de pensar que sólo era un objeto, algo que cualquier hombre puede usar y desechar cuando le plazca, llegué a permitir muchas cosas de otras personas por mi falta de confianza, porque me avergüenza decir que permití que me arrebataran todo lo bueno que había en mí.
A esa edad no comprendía nada, dejé que pasaran algunas cosas por miedo, y después hice como si nada hubiese pasado, todo lo aislé en una caja, y jamás dejé que saliera, según yo, pero inconscientemente lo reflejaba con mis acciones, yo dejé de usar vestidos, dejé de usar shorts, dejé de usar ropa de femenina, y comencé a vestir de forma inusual para una niña de once años.
Comencé a temerle a la noche, comencé a aislarme del mundo infantil para sumergirme en mis pensamientos, en mi imaginación, fue aquí cuando conocí a Akane, cuando más tarde llegó Reira, luego Lucí, poco después Amver, dejando de lado a mí, a la pequeña e inocente S. Todas y cada una de ellas me ayudaron, me apoyaron y quisiera creer que cuidaron de mí. Hoy en día no he visto a ninguna, Akane a veces me hace visitas en esos días en los que paso mucho tiempo sola, Amver viene a mí cuando en las noches me siento mal, cuando ya no puedo más, ella me aconseja. Tal vez algún día pueda contarte las historia de mis cuatro amigas. Seguramente estarás tan interesado que cuando sepas el final, te irás conmigo, me mirarás y pensarás: ¿Por qué a ti?Por hoy esto es todo.
Tu siempre amiga... La Srta. Elfen Goldsmith.
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Cartas que nunca leerás
Teen FictionInexistente. • Para cuando leas ésto habrán pasado horas, tal vez días, inclusive años, o quizá, nunca leas ésto. • •Así como mis cartas desparecían por horas, días, e inclusive meses, él también lo hacía, y así, en la distancia, yo lo quería.• •De...