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Hola mis amores cómo están? Que tengan un hermoso día los amo. Ya me dicen luego que opinan de esta historia

Lo que Fiodor si quería, era consentirlo, quería que Eban se quedará a su lado, quería saber más de él. Quería olerlo, lamerlo y recorrer cada parte de su cuerpo para que soltara aquellos gemidos de placer que había aprendido a sacarle.  Le gustaba el cuerpo de Eban y en realidad a su polla no parecía importarle que su cabeza le gritara que era un hombre y que estaba mal. Su polla estaba bien con eso y Fiodor había llegado a un trato con ella. Eban estaba bien, no era gay por eso… solo… tenía una polla caprichosa y se había obsesionado con el chico. Fiodor había comprobado a otros hombres por la calle, incluso al marido de su hermano y al propio Eric, no lo ponían, incluso había vuelto a vigilar a Jones, no había hecho el efecto esta vez. Entonces no era gay, eso había pasado, solo había sido una fase. Lo de Eban significaba que…¿Estaba confundido?  Fiodor no quería pensarlo demasiado. 

—Estas distraído, canarito.—Fiodor alzó la vista a Eric. Tenía a uno de sus bebés en brazos e incluso así podía lucir intimidante.—no te gusta la barbacoa? 

Fiodor observó a su alrededor estaba en la fiesta de cumpleaños de su sobrino mayor, en realidad parecía un poco ridículo que obligaran a un adolescente a hacer toda la mierda de los bonetes y globos, pero Vania parecía imperturbable con el sombrero cónico sobre la cabeza mientras el extraño niño que parecía su sombra cortaba el pastel con entusiasmo a su lado.

—¿No es muy  mayor?

—Max insistió en la fiesta y Vania estuvo de acuerdo.—Eric observó alrededor a los invitados, lucía mucho como una fiesta para niños donde la mayoría eran adultos.—luego de las 7 Jess y yo nos iremos con los niños para dejarle la casa, montarán una fiesta con sus amigos del colegio. Oliver se encargará de echarles un ojo para que no prendan fuego la propiedad.

Si, eso sonaba más como algo que haría un adolescente.

—¿pastel?—Fiodor dió un brinco y miró a su costado, el chico Max lo observaba con una sonrisa dentada. ¿en qué momento se había acercado sin hacer ruido?  El adolescente era alto, y delgado, casi tanto como el propio Fiodor, pero usaba unas sudaderas ridículas con orejas de conejo que se veían tan… lindas, fiodor no pudo evitar preguntarse si a Eban no le gustarían. Lucía como el tipo de cosas que podría gustarle ¿Que tan raro sonaría si preguntara donde lo había comprado? 

Raro, muy raro, se dijo a si mismo. Maldición, cada pequeña cosa que veía quería llevársela a su cabaña para Eban ¿Que tan jodidamente normal era eso? 

—Es de crema.—El chico pasó uno de sus dedos por dicha crema para ilustrarlo antes de llevarselo a la boca. Sus ojos atentos a cada expresión de Fiodor como si pudiera leer exactamente en su cabeza lo perturbado que estaba y se alimentara de ello. Sus comisuras volvieron a alzarse,  había una emoción calculada en sus ojos, escondiendo un vacío depredador detrás. Era una sensación casi física, del tipo que experimentas cuando te encuentras delante del depredador. ¿Qué demonios pasaba con ese chico?

—Max.—La llamada en tono de advertencia de parte de Eric hizo que Max pestaña y pusiera una estudiada sonrisa inocente en su rostro.

—solo estaba advirtiendo que se derretiría.—Pestañeó dos veces hacia Eric intentando lucir inocente, pero el pelilargo no parecía propenso a caer en su treta.

—Compórtate. 

—No he hecho nada.—se quejó con un puchero para el cual Eric seguía imperturbable.—No es justo. 

Max suspiró melodramáticamente antes de dejar el pastel cerca de los adultos y volver con Vania. Fiodor observó de nuevo a Eric que seguía vigilándolo como si se tratara de su oficial de condicional asegurándose de que el chico no hiciera nada malo. Ese chico era tan raro, Fiodor no entendía por qué Vania se mantenía tan cerca de él. Su sobrino nunca le había parecido el niño más encantador, pero tampoco lucía como si fuera a sacar un cuchillo y clavartelo en el pecho en cualquier momento. 

Marica (Pedikom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora