23. Sabores de encuentro.

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Wooyoung se había despertado esta mañana entre los brazos de San, quien le envolvía con extraña serenidad, estaban en casa de Jung luego de una salida que duró más de lo que esperaban, fue él quien despertó primero y delineó con la punta de sus de...

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Wooyoung se había despertado esta mañana entre los brazos de San, quien le envolvía con extraña serenidad, estaban en casa de Jung luego de una salida que duró más de lo que esperaban, fue él quien despertó primero y delineó con la punta de sus dedos la clavícula que sobresalía de la ropa de su destinado. Le parecía sensual porque no era explícito, sabía muy bien que iba encontrar bajo las prendas, pero eso no le hacía perder la magia.

Era la primera vez que Jung dormía fuera de su departamento, era la primera vez que dormía tranquilo luego de varios años ¿y quién no lo haría si la persona de su vida le sirviera de almohada? Se sentía tan feliz por ser capaz de disfrutar eso con quién había anhelado por años, pero la pena por su amigo no le dejaba muy tranquilo, él pensaba que Yeosang merecía un amor a pesar de lo terco y odioso que podía llegar a ser, merecía estar descansando sobre el pecho de su destinado sintiendo ese calor peculiar que los cuerpos en reposo dan. Creía que el destino había sido muy injusto pero no sabía que no había injusticia en las acciones de esa entidad suprema.

—¿Qué tienes?—preguntó San al despertar sintiendo la angustia de su destinado.

—Lo siento, no quise despertarte...—se removió un poco y se acomodó aun más para estar contenido—No he dejado de pensar en Yeosang, no sabes lo difícil que es verlo así...

—Tienes que ser paciente... sus lazos han sido cortados, Wooyoung.

—Pero no puede ser que tengan que sucumbir así, ¡ni siquiera puedo ver nuestros lazos! ¿Acaso son reales?—se levantó para mirar el rostro de Jung, este mantenía los ojos cerrados sereno y con delicadeza hizo contacto visual luego de sentir en su corazón la insistencia del otro.

—Tienen que serlo.

—Tal vez...—dijo y se dejó caer a la cama boca arriba, San se puso de lado y le puso la mano en el pecho, le dio una leve caricia y luego se le acercó para dejar un beso en su mejilla.

—Todo saldrá bien, deja que las cosas sigan su curso, los lazos son muy fuertes, quizás, queden vestigios de ellos en sus almas, y logren encontrarse de nuevo...


[...]


El hambre es algo tan potente que puede cambiarte el ánimo de un momento a otro, es corrosivo tanto para la mente como para el cuerpo y en un mundo que se rige bajo las normas de los alimentos, tener hambre que no se sacia, no debería ser un problema tan difícil de solucionar, sin embargo, las cosas no suelen ir siempre como se supone que irán.

Los incomprendidos en este mundo, los primeros en ir en contra del destino, los primeros, quizás, en ser rechazados por el destino; Kang Yeosang y Park Seonghwa, están pasando las peores semanas de sus vidas, comiéndose todo lo que que encuentran a su paso, pero sin encontrar la saciedad tan ansiada. Dicen que comer en compañía es mucho mejor que hacerlo solo, pero eso es relativo cuando las preferencias personales se interponen; cosa que sucede con ellos en este momento, más no son capaces de entender por qué no son capaces de comer y sentirse llenos y a gusto desde aquella noche en el restaurante.

Alma Saborizada [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora