6. Sabores enojados.

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Un nuevo día, un nuevo par de gritos. Yeosang no era el único que amaneció enfadado, por primera vez en muchos días, los gritos de Wooyoung y sus golpes volvieron a resonar en la pared para callar a su amigo por sus reiteradas quejas. Sin embargo, el estresado Kang no podía evitar tener la boca cerrada por mucho tiempo porque estaba totalmente enloquecido, y su locura tenía nombre, apellido, profesión y labios bonitos... pero, tomó la decisión de no ir en busca de él para solucionar nada, porque él no iba a rebajarse ante tal falta de respeto y consideración por parte de su destinado.

—¡Deja de gritar!

Si de Wooyoung dependiera, vendería a Yeosang solo por diez minutos en paz con su propia conciencia, pero aun, en un mundo tan disparatado como este, eso es ilegal, y habla muy mal de él.

—¡Deja tú de gritar! si no te gusta la convivencia múdate.

Esta mañana tenía despiertos a dos jóvenes hombres en etapas de vida diferentes; un mal humorado sin gusto y orgulloso, junto a catador de sabores que, al contrario de otros días, se relamía los labios enfadado.
El choque de mundos ocurrió, como siempre, en la cocina. Las palabras altisonantes no tardaron en llegar, bastante impropias, incluso bajo este techo que los ha hospedado por varios años.

—¿Qué mierda te pasa? — golpeó la mesa Yeosang.

—Qué mierda te importa...

—Me importa porque tengo que ver tu horrenda cara en el desayuno, ¿no te parece suficiente?

—La verdad que no, tal vez deberías también escuchar mis gritos, imbécil.

—¿Por qué sigues tan enfadado? te pasa por idiota — lo acusó con unos palillos.

—¡Deja de decirme por qué me pasan las cosas! no tengo la culpa de que Seonghwa sea tan antipático y creído y su tonto discípulo sea un mentiroso. ¡Yo soy el engañado aquí! ¿por qué nadie lo puede ver? —lo miró irritado y confundido.

—No hay engañados, solo gente tonta...— enterró los palillos en el arroz, hoy no había tostadas, tampoco mermeladas, no había sonrisas de amor y mucho menos comentarios sobre lo bien que se sienten —. Actúa como un hombre y háblale bien, creo que a nadie le gusta ser acosado en un baño.

—¡Él me dejó encerrado!

—Veo que esto no tiene sentido, apuesto que Seonghwa está de igual manera quejándose con algún amigo porque eres un imbécil. Déjame decirte que yo paso de esto, ya bastante problemas tengo con mi trabajo.

—¿Qué pasa con eso? — este corto monólogo despertó en Yeosang un interés genuino por la estabilidad emocional ajena.

—Mis alumnos faltan a las clases, lo que significa que no cobro y los pocos que vienen destruyen los instrumentos. —suspiró cansado.

—No es muy bueno...

—Lo sé, y encima tu eres un imbécil. He cambiado el horario con un alumno para dentro de...—miro la hora en el reloj de pared—¡MEDIA HORA, MIERDA! Voy a llegar tarde. —se puso de pie con el tazón de arroz en la mano, comió tan rápido como el movimiento de sus manos le permitieron, atragantándose, claro.

Este cambio de horario había sido una excepción, él no solía hacer esto, pero ante los líos que le estaban haciendo a los instrumentos prestados, el dinero era bien recibido para pagar los gastos. Wooyoung alcanzó un taxi, cosa que tampoco le pasaba muy seguido, todo estaba marchando muy bien, se atrevió a sonreír al verse en el reflejo de la ventanilla a pesar de la mirada extraña del conductor en el espejo retrovisor.

Como iba tarde, cuando llegó, ya casi cinco minutos de más, tuvo que correr un poco, fue desacelerando cuando ya podía divisar el salón donde daba las clases. A medida que se acercaba comenzó a escuchar música, sonaba bastante bien, no perfecto como él podría hacerlo sonar, pero era bueno. No entró al instante, solo se quedó escuchando, cerró sus ojos y era perfecto, se sentía tan entusiasmado por tener un alumno con bases, ¿qué más podría salir bien?

Alma Saborizada [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora