26. Sabores inherentes.

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El tiempo fue pasando lentamente, regido como en otro mundo, en otro universo

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El tiempo fue pasando lentamente, regido como en otro mundo, en otro universo. Yeosang estaba siendo agraciado y acogido por los labios de Seonghwa en un beso divino del cual no quería salir. Se complementaban como si se conocieran de toda la vida, eran hombres de expedición que visitaban una cueva por milésimas vez, pero no lo sabían, no sabían que se habían encontrado en besos antes y se habían agradado tanto que incluso alguna vez les dolió.

Sus vendas estaban cayendo de a poco, cada centímetro que la mano de Yeosang recorría sobre la mejilla hacia la nuca para acercar más a Seonghwa, era un recordatorio vívido de emociones intensas, emociones a las cuales en otro momento no sería capaz de sucumbir, pero la insistente y traviesa mano de quien besaba, le daba las fuerzas y los vistos buenos para seguir, y seguir solo significaba besar con más profundidad aunque sus rostros les impidieron el espacio, aunque sus labios se malean uno sobre otro por la ferocidad y atracción que estaban experimentando y entonces, el sonido metálico de una pequeña cuchara golpeando el piso fue el timbre de la tregua y el beso cesó con algo de miedo por otro tintineo producido por el codo de Yeosang al chocar la taza de café.

Los dos se apresuraron a recoger la cuchara golpeando sus cabezas con algo de fuerza, riendo al unísono por la torpeza, Seonghwa obtuvo la victoria al cazar con los dedos la cuchara para dejarla en la mesa y mirar a Yeosang en busca de algunas respuestas que comenzaron a rondar la cabeza.

—¿Por qué besas tan bien?—Yeosang se le adelantó sonriendo, su semblante oscilaba en galantería y coqueteo un poco barato, pero era lo suficiente como para sonrojar a Hwa.

—Eres muy dulce— le respondió con cierta timidez impropia.

—Eres hermoso—volvió a plantarse con claras intenciones de coqueteo, desvió la mirada y el cuerpo hacia la taza de café y la bebió toda, estaba tan dulce que se sintió asqueado, pero no quiso ser descortés con Hwa.

—No estoy para juegos, Yeo—resopló el otro devolviendo su silla al sitio que le correspondía, accediendo de nuevo a su té un poco más tibio.

—¿Por qué crees que juego contigo?—le miró enarcando una ceja, Seonghwa miró hacia el fondo de su taza y abultó los labios.

—¿No te parece extraño que ambos tengamos los mismos sueños?

—¿En ellos te hago el amor?—preguntó indiscreto, Seonghwa tomó una postura defensiva reclinándose hacia atrás, armándose de un sonrojo cruel que le delató hasta el color de la ropa interior que estaba usando. Lo miro vacilante, altanero y sintiéndose expuesto.

—No...—dijo y tragó pesado.

—Entonces no tenemos los mismos sueños—bromeó y se puso de pie—Seonghwa, ya debo ir a casa.

—¿Quieres que te lleve?—se puso de pie también y acomodó la silla cerca de la mesa.

—No... ya fue mucho de tu parte, dejar que te bese y esto...—dijo y se puso de pie sonriendo, se le acercó y le tomó de las manos—Seonghwa, siento que hay cosas que no hemos dicho, pero no sé qué se supone que debo decir y es cierto, sueño que te hago el amor, pero también sueño con tus lágrimas, sueño que estamos tristes... y no entiendo porqué cuando te tengo cerca mi corazón late de este modo.

Alma Saborizada [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora