14. Sabores alineados.

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La noche se había comido a la ciudad de un solo bocado, Jong Ho estaba tan nervioso ocupándose del servicio del restaurante que en cada oportunidad que tenía a solas, partía manzanas con las manos para quitarse el estrés. Era fascinante verlo, la habilidad en sus manos y la fuerza en sus dedos era única, sin embargo, ya llevaba cinco manzanas desperdiciadas, las cuales escondía de todos, porque en la primera oportunidad en la que su jefe o el jefe de cocina lo descubriera, lo único partido serían sus dedos.

Aunque por lo poco que había podido ojear, muy en el fondo de la gran cocina, Seonghwa estaba con Yeosang a las risas y esto no eran percepciones de los demás, esto era real, porque la risa de Park única y en un tono inconfundible, no existen muchos caminos; la amas o la odias y Jong Ho la amaba, porque eso significaba que su jefe era feliz, sin embargo, Yeosang había encontrado algo nuevo que detestar.

—No puedo creer que no sepas tomar correctamente un cuchillo— Dijo Seonghwa.

Yeosang ni lo miraba, solo hacía girar el mango del cuchillo en su mano de manera torpe, mirando el filo hacia arriba y luego hacia abajo, pero no era que no supiese tomar un cuchillo, no tenía una incapacidad motriz o algo de eso, solo estaba bastante cansado ya, de haber pasado diez horas con su destinado, los pies le dolían mucho, porque sus zapatos le apretaban, estaba sudoroso y le dolía la panza de todo lo que había comido con permiso; todo aquello que Park le daba en mano para degustar y sin permiso; todo aquello que fue robando de cacerolas y algunos woks.

—Claro que sé— hizo tronar su cuello y se preparó como si fuese a participar con arco y flecha en las olimpíadas—, pero si me estás mirando así no puedo.

—¡Uy bueno! iré a ver a Jong Ho, cuando vuelvo quiero esa cebolla bien picada para freír.

Kang, por alguna razón ajena a todas las antes expuesta, era incapaz de cortar una tonta cebolla, no era culpa del cuchillo, tampoco de la cebolla o la tabla; sus manos estaban temblando sin parar. Alzó la vista solo para mirar como en su alrededor todo el mundo picaba y cortaba a la velocidad de la luz, y eso que ellos estaban chocándose los unos con los otros por el espacio y él, que se encontraba en una esquina solo y tranquilo, no podía hacer nada.

Vio a Seonghwa de espaldas hablando con alguien, daba algunas órdenes, movía sus manos de un lado al otro y degustaba contento de los platillos que eran acercados a la mesa de recepción en dónde los mozos se los llevaban. Lo vio girar hacia él, le apuntó al reloj de pared y luego hizo ademan de con sus manos, advirtiendo que estaba tardando mucho. Eso lo puso aún más nervioso, no trabajaba muy bien bajo presión, pero al menos lo intentó, posicionó la cebolla y la intentó cortar, pero esta se resbaló rodando al piso. La persiguió hasta que aquella se detuvo, justo en los pies del chef, levantó la vista y lo vio cruzados de brazos.

—Deja eso, ya está sucio, toma otra—le ordenó.

—Pero...—intentó agarrarla, sin embargo, Park le puso la pierna en frente.

—¡Yeosang! tengo hambre—le empujó de nuevo a la estación.

—¡Yo no pienso cocinarte! —se removió inquieto y caminó de nuevo hacia su estación de cocina.

—¿Por qué te enojas? es solo una cebolla.

—¡Entonces córtala tú! —intentó sacarse el delantal, estaba molesto, no le agradaba para nada que intentaran parecer superior a él.

—¡Ah, no! —se le posicionó detrás agarrándole fuerte las manos a la altura de la espalda—Vamos a cortar esa cebolla—le susurró cerca del cuello. Con su cuerpo solo lo fue empujando hasta que la panza le chocó contra la mesada—Toma el cuchillo—le ordenó.

Alma Saborizada [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora