27. Sabores de esperanza.

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Paseos en bicicleta ya caída la noche y senderismo en reservas naturales se habían convertido en pequeños escapes a la naturaleza para Seonghwa

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Paseos en bicicleta ya caída la noche y senderismo en reservas naturales se habían convertido en pequeños escapes a la naturaleza para Seonghwa. Yeosang lo había secuestrado dentro de su mundo y le había encantado y luego de algunos meses de darse cuenta que la puesta de sol se ve mucho mejor sentado sobre el pasto a verlo por un diminuto reflejo en una cacerola en la cocina, decidió que era tiempo de secuestrar a Yeosang dentro de su mundo; el de los viajes por el mundo con hospedajes en hoteles cinco estrellas y el arte de probar platillos exóticos de los chefs más reconocidos del mundo.

—No estoy seguro de querer hacer esto—dijo Yeosang mientras se rascaba la cabeza en la espera de un mozo que los llevara a la habitación en donde iban a cenar.

—Sé que puede parecer extraño, pero será una linda experiencia.

—¿Cómo el body sushi puede ser una linda experiencia?

—Yeo...—le tomó de los hombros—Tampoco la de caminar descalzo sobre el concreto caliente lo es, sin embargo...

—Está bien, está bien—suspiró—Pero Nyotaimorio no me parece algo bueno, es decir—bajó la voz—No sé si quiero comer sobre el cuerpo de una mujer desnuda.

—Es Nyotaimori—corrigió y lo empujó dentro de una sala especial una vez que el hombre volvió para guiarlos. Yeosang se detuvo en seco y miró a Seonghwa por encima del hombro con cierta cara de espanto.—Ah, si, no es el cuerpo de una mujer y esto se llama Nantaimori.

—No comeré con la boca, es decir, no voy a acercar mí rostro.

—Para eso están los palillos o los dedos...—dijo y sonrió a quién los guiaba para sentarse—Siempre me he reservado esto para alguien especial, ¿sabes? Dado los prejuicios que seguro tienes, compartir este momento contigo es algo íntimo, algo de los dos y me gustaría que lo veas de ese modo.

—Bien, entonces...—miró al hombre acostado en la mesa con hojas de plátano cortadas en diversas formas con el Sushi encima, todo se veía muy bonito y exótico, no se sentía del todo cómodo, pero ver el afán de Seonghwa durante todos estos meses por crear lazos, le había despertado un sentimiento de cariño hacia esas acciones y sin dudas él lo había intentado también y sabía que a pesar de verse tan diferentes uno del otro, cabía la posibilidad de hallarse en la mirada del otro y eso estaba muy bien.

Ser opuestos les hacía, en este punto de su nueva y extraña relación, ser compatibles. Les enseñó a respetarse y sobre todo a valorarse, tanto por la esencia que emana como por las acciones para con el otro. Seonghwa le abrió las puertas de su casa a Yeosang y él se hizo frecuente allí, pasando algunas noches sin dormir en el departamento que comparte con Wooyoung.

A pesar de no dormir en la misma cama, se sentían especialmente atrapados entre sí, las cosas no habían ido más lejos de algunas caricias y besos exagerados en deseo, pero esta vez, ninguno de los dos estaba frustrado por no llegar a algo en términos sexuales, más bien, disfrutaban de los momentos en el que podían encontrarse en la avenida por un café exprés en el medio tiempo del trabajo, de las caminatas y los viajes fugaces que Seonghwa organizaba para los dos. Era sin dudas mucho mejor ahora, que ya nada les unía por obligación a como lo era antes.

Alma Saborizada [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora