Se lavó los dientes tres veces seguidas, no estaba seguro, pero con el correr del tiempo llegó a notar que a veces podía sentir a su alma gemela por una hora seguida sin parar, siempre en el desayuno, luego de que este terminaba, simplemente su vida era como la de cualquier otro hombre, aunque algunas veces, muy rara vez, podía sentirlo durante el día en momentos que no eran el desayuno. Yeosang estaba muy contento cuando cumplió los dieciocho años de edad, porque fue el primer día que saboreó a ese extraño amor al que estaba destinado, se imaginaba todos los días cómo sería su rostro, qué tan alto sería, el timbre de su voz y por sobre todo el verdadero sabor de sus labios... en aquellas épocas sus hormonas lo tenían loco, lo quería con él a cada instante, sin embargo, con el tiempo todo comenzó a desmoronarse, cada día sentía sabores diferentes en el desayuno, algunos le gustaban mucho, pero otros simplemente eran desagradables.
Se preguntaba por qué razón alguien comería tantas cosas juntas en el desayuno sin tener un orden o respeto entre lo dulce o salado. Aquella persona que no conocía había logrado hacerlo aborrecer tantas comidas que ni siquiera tenía el agrado de conocer y todo esto únicamente porque aquellos sabores eran exuberantes. Pero, si algo podía reconocer, es que aquella persona había mejorado notablemente su paladar al elegir productos de altísima calidad, porque Yeosang podría ser muy quisquilloso con la comida, pero cuando había que reconocer que las papas o la miel con la que aquella persona aderezaba sus comidas era de calidad, no tenía problemas, solo tenía problemas en sentirlo todos los días.
Todo el mundo le decía que era un exagerado, que debía mantenerse en calma y disfrutar, gozar de cada sabor que le invadiera la boca, porque era muy afortunado de sentirlo, ya que algunas personas jamás lograban conectar con su destinado. También le decían que pronto lo encontraría, sin embargo, a sus 25 años aún sigue soltero y renegando por las cosas que siente en su boca al despertar... al parecer Kang Yeosang tiene muy mala suerte y aunque en su interior tenía muchas ganas de conocerlo, solo añoraba hacerlo para reclamar por su adicción a la misma comida. Cada vez que pensaba en su supuesto y destinado amor, se sentía enfadado y cuando miraba a todos a su alrededor relamiéndose los labios satisfechos, se enfadaba aún más porque él no podía disfrutarlo, él solo quería encontrar a su amor para sellarle la boca, pero no de un beso como se supone que debía pasar, al contrario, con cinta, cuerdas y hasta una media para que dejara de comer.
El día de hoy ha optado por intentar dejar eso de lado, hoy es un día muy especial para su vida laboral, hoy se está jugando el ascenso y es el más joven en la línea, ya que su competidor, el aclamado, favorito y amado; Choi Yeonjun, es un hombre de unos 30 años de edad que está más que establecido en todos lados. Yeosang aspiraba a ser como él y de por si era un honor que lo hayan considerado para el mismo puesto, pero sin dudas la presión que sentía era enorme ya que, si por alguna razón conseguía el ascenso, todos iban a juzgarlo y al primer error cometido lo condenarían. A veces se preguntaba si no era mejor dejar a Yeonjun con el puesto y solo esperar un futuro ascenso, pero cuando su amigo Wooyoung le golpeaba la pared gritándole que dejara de quejarse, recordaba lo mucho que necesitaba dinero para irse a vivir solo y poder estar en armonía o algo así...
Hoy se peinó muy bien el cabello y se colocó algo de fijador, arregló su camisa y su corbata, se puso y se sacó los lentes varias veces, nada lo conformaba, no sabía si estaba muy producido y elegante o muy por debajo de la altura de las circunstancias. Su jefe los había citado en un restaurante muy lujoso, aquel hombre quería tener una cena con sus candidatos antes de seleccionar al que obtendría el puesto. Kang había oído antes como el jefe daba incentivos con cenas en lugares lujosos y como otros, que ahora se encuentran en puestos jerárquicos muy altos, habían pasado por ese filtro. Escuchó que el jefe es un gran catador de vinos y que simpatiza mucho con aquellos que saben reconocer las buenas cosechas. Eso para Kang no era un problema, a él le gustaba beber vino y aunque era un secreto muy guardado, se había estado preparando secretamente para este momento, aprendiendo nombres de vinos, investigando qué los hacía buenos o malos.
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Alma Saborizada [SeongSang][COMPLETA]
FantasíaEn un mundo donde puedes sentir toda la comida que tu destinado consume, las cosas no parecen ser siempre deliciosas. En un mundo manejado por el Destino, es mejor seguir sus reglas al pie de la letra, si es que no quieres terminar con tu hilo hecho...