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El siguiente día transcurrió como cualquier otro, con la normalidad posible que una casa con magia podía ofrecer.
La abuela Alma descansaba del ajetreo de ayer por la noche, mientras Antonio aún seguía en la veterinaria y Luisa en el corral de los burros. Con el resto de familiares en las distintas partes de su hogar, exceptuando a los más jóvenes, los cuales tenían su tiempo individual en sus respectivas habitaciones.

El silencio reinó por un buen rato, cosa que hasta la pobre Dolores agradecía; aunque, tal paz se vería interrumpida justo cuando su hermano le gritó: —¿Quién tomó mi guayabera favorita?—

—Todas tus guayaberas son iguales Camilo— Se asomó Dolores al pasillo para ver al contrario. —Además, ¿Tu tomaste mis bases otra vez verdad?—

—No— negó al instante. —Si tomara algo de ahí, sería tu delineador no tus bases. Eso resalta más el color de mis ojos — aclaró, viendo al resto de sus primas contemplar la discusión.

—Hablando de eso— Mirabel levantó su mano para pedir un turno. —Mi collar no está en mi tocador desde hace rato—

—Cierto, ni mis ligas para cabello— reconoció Dolores, algo había estado robando todas sus pertenencias.

—Ya sé que insinúas y también me preocupa — interrumpió finalmente, Isabela—Mi perfume desapareció y yo si cuidado perfectamente mis cosas —

Hubiesen continuado protestando y determinando sin pruebas quien de todos los habia tomado, hasta que observaron un par de ratas de su tio, llevar un pantalón y un par de zapatos cerrados hasta su habitación.

—Ella lleva los pantalones de Papá — Mirabel la siguió cuando Camilo decía que ese era el calzado de Felix.

Pronto, Bruno no estaría solo en su cuarto; pues sus sobrinos traspasaron su entrada, sorprendiéndolo con todas las cosas "robadas" en uno de sus sofás.

—Perdón, esto no es lo que parece — se agitó, pues entendió que los chicos no estarían contentos al ver sus cosas en manos ajenas. —Yo solo les pedí que me ayudaran a...solo quería verme bien para...lo que intento decir, es que no tenía idea de que mis ratas tomarían sus cosas. Se las devolveré, de todos modos fue una mala idea...solo le diré a Gabriel que me enfermé y el comprenderá, ¿no?—

Mirabel paró el balbuceo del mayor para analizar lo que escuchó.
—¿Te estabas alistando para ver a Gabriel?— la de lentes buscó respuestas en su prima mayor, quien asintió para comentar: —Ayer Gabe invitó al tío a una cita y él aceptó —

Camilo quedó boquiabierto, ¿Cómo era posible que su tio consiguiera antes una cita y él aun no?
El resto de las chicas, gritaron y saltaron emociondas por la noticia, con Dolores cubriendo sus oídos por el ruido.

—Tio, ¿Por qué no nos dijiste antes?— Isabela se acercó para guiarlo hasta el espejo de cuerpo completo. —Ahora solo tenemos 3 horas para prepararte— protestó.

—¿Y eso no es suficiente?—

—En una cita hay que verse bien para los chicos, pero déjanos todo eso a nosotras — abrazó Mirabel, en tanto Camilo cerraba la puerta tras de si y tomaba asiento.

●......•°.....○


El reloj marcaba las 3:40 pm, justo a 20 minutos de que Gabe y Antonio llegaran y de que el primero se llevara al vidente a su cita.

Bruno estaba listo y tembloroso entre los brazos de sus sobrinas, quienes lo calmaban con frases de ánimo y caricias dulces. Se veía estupendo, pantalones largos y zapatos cerrados de vestir, luciendo una guayabera blanca sin su ruana verde.
Isabela habia puesto un collar fino al rededor de su cuello y una coleta recogía sus cabellos negros.
Habrían querido maquillarlo y decorar sus uñas, pero no accedió. Quizá eso sería demasiado para su tio, así que lo dejaron sin eso.

Let's talk about the Madrigal's 🦋🌱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora