Extra

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Si caminamos por los pasillos de casita durante las primeras horas de esta hermosa mañana, encontraremos una extrema quietud; la cual sorpresivamente, es la consecuencia de un profundo sueño en todos los miembros de dicho hogar.

Las puertas brillaban leves, como simulando las tranquilas respiraciones de sus dueños; quienes seguramente, ni siquiera habían notado los rayos de sol rozar su rostros.

La principal de todas, aquella que se situaba en lo mas alto al centro de casita, aquella que hace un par de años habia cambiado su diseño; la puerta donde antes descansaba la silueta de la abuela Alma, ahora era reemplazada por la sileta de la nueva Matriarca.
Podia verse la figura de Mirabel sostener la vela, firme ante la mirada de cualquiera que pasara frente a su habitación.

Pero entonces, ¿Qué habia pasado con la antigua Señora Madrigal?
Descuiden; dicha mujer compartia habitación con Doña Sara y la madre de Mariano, en un cuarto que casita se habia encargado de diseñar especialmente para las tres mujeres llenas de amor y sabiduría, lo cual compartían aún con sus familiares.



El sol habia subido unos pocos centímetros más; avisando asi que las 7:00 AM habian pasado ya, y casita no veía acción por parte del resto.
Asi pues, inicio a rechinar un pequeño estante sobre la cama de la rizada; quien dormia profundamente al lado derecho de la cama, pues Carolina ocupaba gran parte del izquierdo.

Casita atinó a rechinar el estante, hasta mover un librito lo suficiente y tirarlo directo a la cabeza de la castaña Garcia. La ahora mujer de 25 años, no se inmutó ante el golpe; puesto que solamente, alcanzó a murmurar y mover su mano al aire, justo a la dirección donde creyó sentir el objeto aproximarse.

No tenia ganas de levantarse, ni de abrir sus ojos. Su mano se movió de manera errática y lenta, desganada, chocando con la espalda de su novia.
Mirabel; a diferencia de la contraria, se espantó ante el repentino toque y elevó su vista asustada, en busca de sus lentes para saber que acontecia. Una vez colocados, vio como Caro se envolvía en las sabanas hasta cubrir su cabeza, cosa que hizo reir a Mirabel.

Pero no permitiría que su novia volviese a despegarse de la realidad, era hora de despertarla ya; pues si no era ahora, más tarde seria más difícil. Fue entonces, que dejó descubierta a la castaña de un tirón, consiguiendo una queja más y que esta tomara una almohada para tapar los rayos de la mañana y tratar de huir de sus actividades diarias.

-Sabes que ya es hora- La guardiana de la vela, no pudo evitar reir ante los vanos intentos de la contraria por aferrarse al sueño.

-Solo 5 horas más - Bajó lentamente el suave objeto que se interponía entre sus orbes azules y los marrones de su amada.

Mirabel negó ante la mirada de lástima que Carolina se esforzaba en ofrecer; pero desgraciadamente, hoy no caería.

-Vamos, arriba ya- dijo, imitando la acción dicha. -Si eres obediente, te recompensaré hoy por la noche-

Mirabel le regaló una mirada insinuosa a la extranjera; logrando su cometido, convencer a la muchacha sobre su cama.

Se limitó a saltar del colchón, con una amplia sonrisa. Besó a la de lentes sin que esta pudiera reaccionar, esto antes de dirigirse al baño.
A veces parecía que Caro tenia la misma edad que sus sobrinos; a pesar de eso, no deseaba que cambiara nunca.

Su puerta brilló con fuerza, avisando que sus dueñas ya estaban listas para un nuevo dia.



Repartia besos calidos por la hermosa piel de su esposo. Disfrutando del aroma; que aún después de los años, seguía tan palpable como su cariño hacia él.
El receptor de dichas muestras, suspiraba entre sonrisas y terminaba por despertarse ante las corrientes juguetonas y dulces que las labios del moreno emitían.

Let's talk about the Madrigal's 🦋🌱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora