Let's talk about the Madrigal's 🦋🌱

14

Gran parte de las calles estaban vacías, con otras siendo recorridas por los pocos pobladores que quedaban, los cuales se dirigían a la ceremonia.
Alistando lo necesario, como los obsequios, las ropas y otras cosas, intentaban no demorarse para estar a tiempo para presenciar los votos matrimoniales.

El clima colaboraba muy bien con la fiesta de esa mañana, el sol resplandecía sobre el valle y las nubes estaban milagrosamente quietas y despejadas.
Sin dudas, Pepa estaba dando su mejor esfuerzo para que el dia especial de su hijita fuese el más feliz de su vida.

—Sigue así tía— En la casa Madrigal, la joven de cabellos largos daba pequeños toques en la espalda de la mayor, quien se enorgullecia de no haber provocado aún un huracán. —Inhala y exhala, ¿ok?—

"Soleado, que el sol salga", repetía su confiable mantra, en tanto su sobrina mayor continuaba hablándole.

—Todo será perfecto, te lo prometo — aseguró, recordándole que Felix y la abuela ya estaban ubicando a los invitados en la iglesia, mientras Agustín y Julieta preparaban la comida en el lugar de la recepción.
—¿Por qué no vas a ver como está Dolores?, déjame el resto a mi y nos reunimos en la sala—

La rubia se puso en pie para ir al lado de la futura novia, quien se preparaba con su vestido blanco.
Por otro lado, Isabela llegó a la sala de la casa donde sus primos, tío y hermanas yacían impacientes.

—¿Ya están listos?— La muchacha echó un vistazo a las ropas color crema, de tela fina y formal que vestían todos; pues hasta ella había cambiado su vestido de estampado floral por el de color pastel.

—No lo sé, ¿Lo estamos?— cuestionó Camilo, en su tono sarcástico detonando la obviedad del asunto.

—Va a decir que nos falta algo— supuso Mirabel en un susurro, al ver el gesto pensativo de la mayor.

—Le falta un toque, pero no sé de qué — movió sus dedos por el aire haciendo brotar tulipanes sin querer.
Y esto le dio una idea a la morena.

—Se los dije— exclamó la rizada, viendo como su hermana les colocaba un tulipán en su pecho al lado derecho y una coronita de estas mismas flores a cada uno.

—¡Ahora si!, se ven tan lindos — alagó, tocando las mejillas de Antonio.

—Antonio siempre se ve lindo— comentó Bruno a lo que se ganó un "Yo también" de Camilo. —Si, lo que digas—

Pronto, cualquier discusión que pudiese iniciar, se vio interrumpida por el sonido de las ventanas; pues casita estaba maravillada con lo hermosa que Dolores lucia. La rizada salió de su cuarto junto a su madre, sonriendo apenada ante las miradas de nostalgia y cariño de sus familiares presentes.
Las flores blancas que sostenía en su ramo, eran el perfecto acompañamiento para las que adornaban su frente. Relamió sus labios a causa de los nervios, mismos que eran resaltados por un rojo encantador.

Al momento en que sonreía en un suspiro, fue abrazada por todos los de la sala, a excepción de Camilo, quien limpió rápidamente una lágrima traicionera que resbaló fuera de su claro orbe.

—Cami— exhaló el nombre de su hermano, extendiendo sus brazos hacia él pidiendo un abrazo íntimo, solo para ambos.

El adolescente corrió esos escasos pasos para recibir a la mayor, tambaleándose por la fuerza provocada.
—Más vale que esa imitación barata de Maluma te trate bien, o sino...
Dolores cayó cualquier insulto con un beso en la frente del rizado, mientras este sonreía con dulzura.

Mirabel vio como casita anunciaba las 10:30 AM, ya se habían pasado 10 minutos. El pobre Mariano seguramente estaría muriendo de miedo en la iglesia.
—Ya es hora de ir por tu esposo, futura Señora de Guzmán — tomó el reloj que la casa se esforzaba en mostrar y lo puso sobre la mesa más cercana.